lunes, 5 de diciembre de 2011

LOS GRIMALDI

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jueves 7 de abril de 2011

junventud grimaldi ¿hoy como ayer?

Desde que la mítica Grace Kelly pusiera un pie en la casa Grimaldi el estilo, la elegancia y el saber estar entraron de lleno en el día a día de la familia real monegasca. Fueron sus tres hijos, Carolina, Estefanía y Alberto, los que tomaron el testigo de esta exclusiva vida en la que las fiestas, el lujo y el glamour eran sus pilares más básicos. Años en los que la descendencia de Rainiero de Mónaco ha copado las portadas del corazón y captado los flashes de las cámaras por sus idilios, escándalos, relaciones fallidas o una constante 'alergia' al matrimonio, en el caso del actual soberano monegasco Alberto II; eso sí, hasta hace unos meses que anunció su compromiso con la guapa nadadora sudafricana Charlene Wittstock. Pero el relevo, también para esta generación, ya ha llegado.
La juventud para los Grimaldi siempre ha sido su mejor promoción para mantener en el principado su buena fama, caracterizada por la sofisticación y la elegancia. Primero fue la princesa Carolina quien heredó los buenos dotes de su progenitora, la que de la mano la introdujo en la alta sociedad. Su buen gusto a la hora de vestir, estilo y confianza han hecho que Carolina de Mónaco sea digna de admiración y reina de la elegancia, sobre todo desde que su madre falleciera trágicamente en 1982.



Y ahora es su hija Carlota Casiraghi quien ha heredado este legado. Muy bella y de educación exquisita la hija mayor de la princesa Carolina es su más digna sucesora, irradia magnetismo y es la reina de las miradas allá donde va. Así fue en la última edición del Baile de la Rosa en Mónaco, en el que Carlota, junto a sus hermanos Andrea y Pierre, fueron los anfitriones y, por primera vez, en solitario. Un gesto de la Casa Real que deja patente el cada vez mayor protagonismo de las nuevas generaciones de la familia, teniendo en cuenta que esta tradicional cita de la agenda monegasca es una de las más solemnes del año en el principado.

Los sobrinos de Alberto de Mónaco cada vez empujan más fuerte. Sus relaciones, sus escapadas, su forma de vestir, comportarse o sus apariciones en público eclipsan a la de sus madres, Carolina y Estefanía, así como a la de su tío, cuya imagen está siendo relegada a un plano más institucional. Son guapos, ricos, deportistas y están totalmente integrados en los círculos más selectos de la alta sociedad.
Así, Andrea es el nuevo dandi de la familia -cualidad heredada directamente de su tío Alberto-, Pierre destaca por su descaro y rebeldía, características de Estefanía, y Carlota es la viva imagen de su abuela Grace y su madre Carolina. Sin dejar atrás a los hijos de la princesa Estefanía: Luis, Paulina y Camila; siempre en un segundo plano y menos asediados por la prensa que sus primos, pero que cada vez ocupan más espacio en la misma. De ellos es la mediana, Paulina Ducruet, quien más comentarios levanta por el enorme parecido a su madre.


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