sábado, 14 de mayo de 2011

HISTORIA DE LA MODA


Actualmente el mundo de la moda y de la vestimenta es muy complejo y sofisticado; con miles de prendas de diferentes diseños y composiciones, y cambiando cada temporada. Sin embargo esto no fue siempre así. En la antigüedad, a pesar de que también existía la moda, ésta era más sencilla y menos cambiante.
Por más de mil años los hombres y mujeres de la Antigua Grecia llevaban una túnica llamada chiton; la de los hombres llegaba hasta las rodillas y la de las mujeres a los tobillos. Los especialistas distinguen dos tipos de chiton, el dórico y el jónico; siendo generalmente de lana el primero y de lino el segundo.
La prenda básica, el chiton, si bien era un simple rectángulo de tela que colgaba sobre el cuerpo, ofrecía múltiples posibilidades; los hombres podían sujetarlo en el hombro izquierdo con un broche o alfiler, dejando el hombro derecho, o ambos hombros, sin cubrir.
Los jóvenes, sobre todo los jinetes, llevaban una especia de manto corto sobre el chiton que se abrochaba sobre uno de los hombros y se conocía con el nombre de clámide. Cuando hacia frió llevaban un manto más largo, el himation, que podía llegar a medir hasta 2.50 m por 1.80 m. La versión femenina de la clámide se conocía con el nombre de peplos, que al igual que el caso masculino iba encima del chiton, y que en la mujer llegaba hasta los pies.
En el estilo de los peinados, en cambio, sí se establecen diferencias apreciables a lo largo de los siglos. Antes de la victoria griega sobre los persas, hombres y mujeres llevaban el cabello largo. Más adelante el pelo largo se consideró adecuado sólo para niños y mujeres. Los jóvenes al llegar a la pubertad cortaban sus cabellos y se los ofrecían a los dioses. Las mujeres, antes del siglo V a.C., se sujetaban el cabello con una cinta (se amarraba por detrás en una especie de moño bajo, a la altura de la nuca). Más adelante el pelo se recogía por detrás en un peinado con cintas en forma de cono que se inclinaba hacia atrás.
La indumentaria de los etruscos, por su parte, mostraba pocas señales de la influencia griega, hasta que su expansión hacia el sur de Italia les puso en contacto con las colonias de esta nación. Más bien mostraba una inicial influencia de la civilización cretense, modificada por elementos orientales: sus trajes eran tanto cosidos como drapeados.  La diferencia más llamativa entre la indumentaria griega y la etrusca residía en el calzado, hasta el siglo V a.C., en que por influencia griega empezaron a usar sandalias. Los etruscos llevaban un tipo de botas altas con cordones, con las puntas levantadas, cuyo origen evidente era Asia Menor.
Los romanos tomaron una prenda de los etruscos: la toga, la cual adquirió mayores dimensiones en la cultura romana, (enrollarla alrededor del cuerpo requería una considerable destreza, por lo que, en la práctica, hacia casi imposible cualquier tipo de actividad física). La toga era una prenda fundamentalmente de las clases altas, sobre todo de los senadores, quienes la llevaban siempre blanca. Era la llamadada “toga cándida”, prenda de cuyo nombre se deriva la palabra “candidato”, ya que los senadores romanos fueron los primeros en hacer “campañas políticas” para solicitar el voto durante la época de la República Romana.
El traje femenino romano, por su parte, era muy parecido al masculino excepto en una prenda, el strophium, una especia de corset suave. La túnica era mucho más larga que la masculina y era como un vestido que llegaba a los pies. En un principio, el tejido era de lana, luego de lino y algodón, y más tarde, para las mujeres ricas, de seda. La stola que se llevaba encima de la túnica era una prenda de forma similar pero con mangas. Algo muy distinto a la estolas que se llevan en la actualidad.
La túnica, que era de mangas estrechas, se sustituía a veces por la dalmática de mangas anchas: ambas con incrustaciones de piedras preciosas al gual que el tablion (un fragmento de tela cosida en la parte delantera del traje).

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