sábado, 23 de octubre de 2010

ARTISTAS BIPOLARES

Marian Palacios - Madrid -
Es la sexta enfermedad más discapacitante entre los 15 y los 55 años y, junto con la depresión, una de las patologías crónicas que más afectan a la calidad de vida. Se calcula que aqueja al 1,2% de la población mundial y a unos 2,4 millones de personas en la UE. Los cálculos para España hablan del 2% de la población, unas 800.000 personas, según las previsiones más optimistas, pues es una patología infradiagnosticada, que aunque suele comenzar en la adolescencia, requiere entre 7 y 10 años hasta ser diagnosticada.
¿Cómo se detecta el trastorno bipolar?
Estas personas alternan fases de depresión con periodos de manía y episodios de eutimia -completa normalidad- que pueden durar incluso años. Los cambios de humor o ánimo son mucho más graves que los que experimenta una persona que no la padece.
¿Por qué se produce la enfermedad?
Hay una predisposición genética. Más de la mitad de los pacientes tiene antecedentes familiares, aunque han de confluir otros factores. Sabemos que el consumo de tóxicos como cannabis o cocaína puede desencadenar la enfermedad, y también factores de tipo social o ambiental. Por ejemplo, un problema sentimental o de otro tipo que cause insomnio puede desencadenar una eclosión de la enfermedad en una persona que tenga cierta predisposición.
¿Hay señales del cerebro que faciliten el diagnóstico?
Las enfermedades mentales, a diferencia de otras patologías, no se pueden visualizar. Aunque, según las últimas investigaciones, sabemos que los enfermos bipolares presentan alteraciones de determinadas capacidades cognitivas, como pueden ser la atención, la capacidad de concentración, de elaborar estrategias eficaces, que afectan al día a día. El trastorno bipolar no afecta a la inteligencia. Hay bipolares que son personajes muy relevantes. Es más probable que una persona con trastorno bipolar tenga un hipocampo atrófico, una dilatación ventricular o un aumento de la amígdala cerebral, aunque estos factores no determinan el diagnóstico. Como es más probable que una persona alta juegue al baloncesto, aunque la altura no es determinante.
¿Cómo afecta a la vida laboral de los pacientes?
Hay bipolares con un rendimiento excepcional. Algunos de mis pacientes son empresarios o artistas, que han tenido la posibilidad de hacer el trabajo a su manera y han desarrollado una carrera de éxito. Normalmente los bipolares se adaptan mal a un trabajo reglado y competitivo y, aunque estén eutímicos, por razones de vulnerabilidad al estrés, no pueden rendir lo que se espera de ellos y sufren mucho. Debería fomentarse una política de reinserción que facilitara recursos para reconocer un 30% de discapacidad, por ejemplo, y dar acceso a ciertos trabajos, incentivando su contratación en las empresas.
¿Cuáles son las principales líneas de investigación diagnóstica?
El diagnóstico es fundamental y la investigación se focaliza en cómo reconocer los trastornos bipolares en una etapa temprana. Realizamos estudios sobre los fundamentos biológicos y la psicopatogenia y los hemos discutido en el undécimo Congreso de Neurociencia, hace unos días. El otro tema de investigación es la farmacología. Hasta hace 10 años, salvo el litio, todos los demás tratamientos eran heredados de otras patologías. Actualmente tenemos unos nueve fármacos con indicación para trastorno bipolar, además de otros que, sin ser específicos, tenemos indicios de que pueden ser útiles. Aún tenemos mucho camino que recorrer.
Lidera un programa europeo. ¿En qué consiste?
España es muy participativa en proyectos europeos y a nivel internacional. hace unos días presenté en París un estudio sobre 3.500 pacientes con el que se logrará financiación para redes de investigación europea en psicofarmacología. También en España se han empezado a crear redes de este tipo y este año será realidad un ciber centro para salud mental, del que soy coordinador para el área de trastorno bipolar.
Y en psicoeducación, ¿a qué nivel estamos?
Somos pioneros en investigación en psicoeducación por haber introducido este tratamiento a nivel mundial y sin embargo estamos a la cola en su aplicación en nuestra red de salud mental. La psicoeducación ayuda a la prevención de recaídas. Hay una iniciativa en marcha para la formación de terapeutas en psicoeducación.

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