jueves, 24 de noviembre de 2011

MARCO ANTONIO MUÑIZ


Conocido como El Lujo de México, Marco Antonio Muñiz. FOTO: S. NÚÑEZ.
  • Afirma que se debe tener elegancia para despedirse por fin de los escenarios
  • Su decepción en el futbol lo convirtió en uno de los mejores cantantes en el Continente
CIUDAD DE MÉXICO.-  El hecho de que le negaran a los 13 años, en el Atlas, allá en su natal Guadalajara, la oportunidad de realizar su sueño como futbolista llevó a Marco Antonio Muñiz a tratar de destacar en la música, donde hoy es, uno de los máximos exponentes de la música romántica de habla hispana.

Conocido como "El Lujo de México", Marco Antonio Muñiz sigue vigente gracias a su talento como intérprete y ahora nos sorprende lanzando un DVD en el que incluye su concierto grabado en el Auditorio Nacional, en febrero del 2007.

Este material es una edición de lujo titulada "Por siempre, Marco Antonio Muñiz" (cantando sus éxitos en vivo en el Auditorio) que contiene dos discos y un DVD, con parte de su historia musical. 

En entrevista con Notimex, el cantante se da tiempo para hacer un viaje al pasado y hablar, en la comodidad de su estudio en su residencia de Coyoacán en la Ciudad de México. 

En el lugar hay fotografías, muchas con grandes amigos como Lucha Villa y Lola Beltrán, en uno de los rincones, mientras en su computadora se observa un fondo con una imagen de Marc Anthony, Gilberto Santa Rosa, y Jerry Rivera, entre otros. 

Por cierto, pocas personas saben que el actual esposo de Jennifer López, se llama en realidad Marco Antonio Muñiz.

"Resulta que el papá de Marc Anthony, siempre fue un fiel admirador de Marco Antonio e iba a verlo al Hotel Hilton en Puerto Rico y un día, cuando nació su hijo, quiso que lo bautizaran con el nombre de su ídolo", dijo Jessica, esposa del artista mexicano, presente en la plática.

"Qué quiere que le diga de mi vida si ya todo mundo la conoce. Siempre he sido un libro abierto", dice con gentileza Marco Antonio Muñiz. 

Nacido en Guadalajara, Jalisco, el 3 de marzo de 1993, según cuentan sus colaboradores, aunque él prefiere guardarse esos detalles, pasó su infancia en una casa del sector Juárez, de Mexicaltzingo, pero a pesar de los años dijo sentirse joven y vigoroso, con muchas ganas de seguir dando lata en los escenarios.

Ciertamente, su don de gente, su humildad para tratar a la prensa, para dar un autógrafo o para tomarse la foto con un admirador, se le reconocen, tanto así que el próximo 12 de octubre en Houston, Texas, una agrupación civil le brindará un homenaje. 

Al parecer, como parte del reconocimiento, una calle llevará su nombre, aún no está seguro, pues le dijeron que habrá muchas sorpresas. 

Mientras saborea una agua fresca, pues abandonó el licor desde hace algunos meses, "también dejé el cigarro que tanto daño me hacía. Hoy quiero llevar una vida, sana, vivir sin complicaciones". 

Marco Antonio Muñiz retoma el tema y vuelve al pasado, a su infancia y adolescencia. A la vida que llevaba en su tierra natal, al lado de sus padres Lorenzo Muñiz y María Vega Castellanos. 

"Nosotros vivíamos en San Pedro, Tlaquepaque, y el Club Atlas era el más cercano a mi casa, le cuento que mi deseo era hacer deporte y vi el futbol como una forma de lograrlo. Lamentablemente, mi desilusión fue mayor cuando me botaron si darme oportunidad de mostrar si tenía o no aptitudes", comentó. 

Emocionado como todo chico que tiene la ilusión de llegar a ser un grande, se compró sus zapatos de futbol, playera y short, "yo quería, como muchos jalisquillas (sic), ser futbolista, pero nunca me dejaron hacer nada. Siempre estaba en la banca". 

"Cansado de calentar la banca, un día le dije al entrenador: `Oigame, cuándo me va a poner a jugar. Ya llevo varios meses aquí y ni siquiera me ha probado", pero el me respondió: `Mire joven, usted no le pega ni a una sandía, esto fue cuando tenía 12 o 13 años", recordó. 

Resentido se fue al otro extremo de Guadalajara para buscar una nueva oportunidad, pero en esa ocasión de parte de "El Rebaño Sagrado", que al paso del tiempo, se convertiría en su equipo favorito.

"No era tan fácil, pero el orgullo me motivaba a buscar el chance, para llegar hasta allá tenía que tomar hasta tres camiones diariamente. Ahí conocí a quienes han sido mis ídolos, mis grandes amigos a Chava Reyes, a Isidoro Díaz, mi compadre, al "Tubo" Gómez (Q.E.P.D), al "Jamaicón" Villegas, entre otros", expresó. 

Sin embargo, confesó que el gusanito de la música siempre lo ha tenido, a los ocho años, su voz era algo que llamaba la atención. En Guadalajara había pocas radiodifusoras en las que se organizaba concursos para estrellas infantiles, donde hizo su pinitos.

"La verdad es que eso de la cantada siempre me ha gustado. Me acuerdo que mis compañeros de `primaria siempre me andaba jalando para que participara en los eventos, en cumpleaños, fin de año y festividades patrias", añadió.

Todos esos recuerdos forman parte de su etapa en la escuela pública "La Curva", a la que el artista jalisciense acudía y que estaba situado en un camino que hacia curva, y que nunca olvidará.

Pero el destino le deparaba un futuro fuera de Guadalajara, cuenta que a su padre, en premio a sus años dedicados como ferrocarrilero le dieron como premio un puesto que era un especie, relató el cantante, de premio de consolación.

"Yo le dije que nos viniéramos a México. La verdad veníamos con un costal de ilusiones, con ganas de salir adelante, sobre todo yo", comentó, quien llegó entonces a una casona en Tepito, conocido desde entonces como "El Barrio Bravo".

"Nos cambiamos a una vecindad en las calles de Libertad 130, en pleno corazón de Tepito hasta donde llegaba yo en las madrugadas, luego de estar en "El Faro", ubicado allá por San Juan de Letrán (ahora Eje  Central)", recordó con nostalgia.

Marco Antonio Muñiz señaló que regresaba en ocasiones a las cuatro o seis de la mañana, según era el caso, lo hacía para esperar a que mi padre se levantara y entonces poder acostarme yo a descansar pues solamente teníamos una cama", dijo.

Años más tarde, ya en la adolescencia el gusanito de cantar lo seguía atormentando. Hay quienes aseguran que Marco Antonio debutó a los 13 años en una caravana artística que salió de Guadalajara y llegó a Ciudad Juárez donde debutó en un espectáculo encabezado por Fernando Soto Lamarina, "El Chicote", por el que le pagaron sus primeros 15 pesos.

El destino, mejor dicho una chica de la vida galante, lo llevó a casa de Graciela Olmos, mejor conocida como "La Bandida", administradora de una casa de citas.

"En la casa de `La Bandida' fue tal vez una de las mejores etapas de mi vida, ahí pasé momentos inolvidables y otros no tan gratos. Y es que en el gremio de los cancioneros había dos sitios a los que de cajón (sic) llegaba uno, la casa de Doña Graciela y El Faro, porque ahí se ganaba mucho dinero", aseguró "El Lujo de México".

"Ahí forme parte de un trío en el que tocaba únicamente las maracas, pero los clientes se incomodaron pues pensaba que yo era un pachuco que explotaba a alguna de las chicas del lugar por lo que me dieron una guitarra", refirió.

No todo fue color de rosa, recuerda Marco Antonio, pues en una ocasión al llegar a casa de la señora, y antes de comenzar a cantar le dieron ganas de entrar al baño.

"No lo hubiera hecho, fue el momento más bochornoso, porque todos me vieron entrar al baño ya me andaba (sic), y al salir Doña Graciela se me dijo: "Cuando yo voy a trabajar, llego bañada, comida y ya hice lo que tenía que hacer, que no se vuelva a repetir".

Pero el susto no quedó ahí, uno de los muchachos (matones) a las órdenes de Doña Graciela le sacó la pistola y le dijo: "Yo a usted lo mato cabr..", recordó el intérprete de "El despertar".

"El momento más triste fue cuando ella me corrió de su casa, pero hoy se lo agradezco con el alma. Creo que ella me vio aptitudes para triunfar en la música", dijo, además como un detalle Doña Graciela le obsequió una guitarra que "Manolete", el torero español le había regalado.

"No se me olvidan sus palabras; Te acuerdas de la guitarra que me trajo Manolete, agarrala y te vas de aquí. No te quiero ver", entonces le pregunté que si había hecho algo mal y me dijo: "Cuando tengas que contarme que has logrado algo en la vida, ven y dímelo".

A partir de eso momento, la vida de Marco Antonio Muñiz fue primero entre altibajos buscando la oportunidad que llegó a los 17 años para actuar en el Atlántida Bar, luego formó parte del grupo Veracruz hasta llegar a la estación de radio XEW, en donde participó.

Su vida fue escalando posiciones, primero en Los Tres Brillantes, luego el Trío Culiacán, Los Tres Ases, "y de ahí para adelante todo cambió", consideró.

A más de cinco décadas en los escenarios y triunfando como solista, pocos pueden presumir triunfos en México, Estados Unidos, Centro y Sudamérica.

Aunque el retiro no está en sus planes, por el momento, Marco Antonio Muñiz no lo anunciará, pues aseguró que se irá así como la humedad. "Hay que tener elegancia para esas decisiones".

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