miércoles, 29 de febrero de 2012

ALFOMBRA ROJA:::::::::EL OSCAR


(Este post se me ha ocurrido después de una breve conversación vía Twitter con Petalo

Y es que... el otro día fui a ver

Sí, fui a verla al cine, nada de Megaupload... (y a partir de ahora, menos que habrá), que una será un poquillo pirata para la música y los eBooks, pero el cine para mí es un ritual sagrado.

A mí, lo que me mola es ir a la sala, comprarme las palomitas y las chuches, apalancarme en la butaca, esperar a que se apaguen las luces... ¡y a gossssarrrrrr!

Pero, claro, ahora sólo voy un par de veces al mes máximo, porque no está la cosa como para ir todos los fines de semana, así que me toca elegir bien la peli, porque si luego es un truño, siento que he tirado el dinero.


En este caso, la elección estaba clarísima: ver las nuevas andanzas de Sherlock Downey Jr. y su inseparable Dr. Law. :D

Desde que se estrenó, tenía unas ganas locas de verla, después de lo mucho que me gustó la primera.

Y bueno, una vez vistas ambas, me quedo con la primera.


Por varias razones: la primera película es más británica, más victoriana y gótica, más fiel al universo Holmes; transcurre íntegramente en Londres, mientras que la segunda también nos traslada hasta París, Berlín y Suiza, y a mí como que me dispersa; luego, el misterio que tienen que resolver Sherlock y Watson en la primera es más inquietante para mi gusto que el de la segunda; la chica de la primera es la encantadora Rachel McAdams, tan mona ella con su vestido de seda, mientras que en la segunda es... ¡Lisbeth Salander vestida de gitana echadora de cartas! 
¡Qué mona!

¿Lisbeth Salander con el pelo largo?

¡Es que ya no puedo ver a Noomi Rapace sin ver a la heroína de la saga Millenium! Creo que le va a costar desencasillarse de ese personaje...
Y no digo que la chica lo haga mal, que lo hace bien, pero no sé, sigo viendo a Lisbeth en cada gesto suyo. ¡Si hasta la voz con la que la han doblado es la misma con la que doblaban a Lisbeth!

Lo más interesante de Sherlock Holmes 2 es que al fin conocemos y vemos en acción al archienemigo de Sherlock, el malvado profesor Moriarty, que en la primera únicamente se le nombraba de pasada y oíamos su voz, nunca veíamos su rostro.
Y el Profesor James Moriarty de Guy Ritchie tiene este rostro, el de Jared Harrys:



Agggh, a mí, este villano no me pone nada. Me da una mezcla de miedito y grima, la verdad. Y si el villano no "pone", aunque sea un poco, mal asunto.


Resumiendo, que aunque me quedo con la primera, la segunda también está bien, la recomiendo, es muy entretenida, aunque hay que estar muy al loro hasta del más mínimo detalle, porque si no, hay muchas cosas que se te escapan y te pierdes y ya no te encuentras hasta el final.

... Y bueno, que ver el tádem que forman Robert Downey Jr. y Jude Law siempre es un gozo para los sentidos... Jurjurjur...




Y a eso voy... Porque, que Sherlock Holmes era un tipo atractivo, sexy, valiente y brillante ya lo sabíamos todas las que crecimos viendo la serie de dibujos animados, aun sin haber leído las novelas de Sir Arthur Conan Doyle.
¿Os acordáis, chicas?



Sí, vale, era un perro, joder. Pero... un perro muy atractivo: con su lupa, su pipa, su pajarita, su flequillo despeinado... Estaba para hacerle un buen favor,  ¿a que sí?
Oye, que no soy yo la única friki que tiene varios dibujos animados a los que se tiraría si fueran de carne y hueso.

Y luego, estaba su inseparable compañero, el Dr. Watson:


No he encontrado ninguna imagen en la que salga el Watson perruno a solas, (cosa que nos da una idea de lo segundón que era el pobre en la serie de dibujos), pero como podéis ver y como recordaréis, Watson era un schnauzer bajito, regordete, con un bigote como un felpudo y con una edad próxima a la jubilación. A su lado, el atractivo de Sherlock ganaba enteros por momentos. Las comparaciones siempre son odiosas...

Sherlock era el guapo, el joven, el inteligente, el astuto, el sagaz...
Watson era... su fiel amigo. El madurito con sobrepeso. El que no se comía una rosca, pobre.
Y claro, yo crecí con esa imagen de ambos personajes.
Así que, cuando muchos pero que muuuuuuuchos años después, supe que se iba a estrenar una peli sobre las aventuras de la pareja más conocida de Baker Street, enseguida me pregunté quién daría vida a uno y a otro.


Luego me enteré de que sería Robert Downey Jr. quien interpretaría al sabueso Holmes, y la verdad es que me extrañó un poco, pues me imaginaba al detective como un hombre mucho más refinado, más "británico", más caballero, más pulcro y culto. Más como el perro de la serie pero en humano, vamos.

Pero bueno, a pesar de mi sorpresa inicial, aplaudí la elección de Robert Downey para encarnar al detective más famoso de todos los tiempos. ¡Ay, omá!

¡Mooooola!

Robert Downey le daría a Sherlock un toque canalla, sexy, salvaje, poco ortodoxo, caótico y un pelín misógino. Interesante...


Pero casi me caí de culo cuando supe quién era el elegido para dar vida al ceporrillo de Watson.

Seh: Ni más ni menos que mi adorado Jude Law.

¿
Jude Law, el bello, el apolíneo, interpretando a un médico rechoncho y cincuentón?
No me cuadraba nada.

Pensé: lo caracterizarán viejuno, lo afearán, le podrán un bigotazo a lo Julián Muñoz, le pondrán relleno en la tripa, le obligarán a engordar, como le tocó a Matt Damon para protagonizar El soplon


Pero luego resultó que no. Que lo único que le pusieron fue el traje de época victoriana. Con su traje, su chalequito, su bombín, su reloj de bolsillo, su bastón, su bigotito rubio, sus patillas, y esa mirada azul cielo... Uffffff, qué calores cuando lo vi en pantalla... Yo no daba crédito.





¿Pero el Dr. Watson no era viejete? ¿Pero no estaba gordo?

¿Watson era así de guapo?

Y yo sin saberlo...


Guy Ritchie imaginó a su Watson con el cuerpo y el rostro (Dios, qué cuerpo y qué rostro) de Jude Law, tal cual, pero vestido de época. Y con ese humor británico, ese aplomo, esa sensatez, esa flema, esa ironía, esa elegancia que yo le presuponía más a Sherlock que al doctor.

Y con ese tira y afloja continuo con Robert Downey, que da lugar a incontables gags cómicos.

El Dr. Watson de Guy Ritchie es el perfecto caballero inglés, pero además... ¡está para darle un buen revolcón!


Entonces, una de dos: o el creador de los dibujos animados estaba equivocado y nos engañó a todas, pobres incautas, creando una versión errónea e injusta de Watson, o Guy Ritchie se ha pasado por el forro el Watson que creó Sir Arthur Conan Doyle, dándole el rostro de un guaperas como Jude Law.


Yo, lo confieso, no he leído las novelas y sólo tengo la imagen que me dieron los dibujos primero y la peli después.

Así que, por favor: alguien que haya leído las novelas, ¿me puede decir quién tiene razón?


¿El Dr. Watson estaba ASÍ de bueno?


*_*

Y para acabar, os dejo el trailer de la segunda peli...


...y la cabecera de la serie de dibujos. "Sherlock Homes es el único y genial...".
Qué recuerdos, ¿verdad?

Sí, como bien dice el título, el post de hoy va sobre es@s ex que, un día, de repente, y sin motivo aparente, regresan a tu vida con ganas de fastidiar, de hundir tu actual y feliz relación de pareja y, en definitiva, con el firme propósito de hacer daño. Mucho. Y no sólo a ti, sino también a tu pareja. Daños colaterales, vamos.


No hablo de l@s ex pesaditos que regresan a veces para dar un poco el coñazo, hacen el ridículo más que otra cosa y luego se van sin causar mayores problemas.

No. Hablo de  los ex psicópatas, malvados, obsesivos, retorcidos. Gente resentida que alberga verdaderas malas intenciones y mucho odio hacia su ex pareja.

Y es que, es alucinante cómo pueden cambiar los sentimientos, cómo del amor al odio hay sólo un paso y cómo esa persona que te quiso tanto, puede después sembrar tanto daño y acumular tanto veneno.




Este post es la continuación del  anterior . Y es que, ahora que lo pienso, en aquellos primeros meses  del 2010, no sé si me (o nos) miró todo un circo de tuertos o qué, porque... ¡vaya telita!


Después del absurdo y desestabilizador episodio de Lagarta, (para los nuevos, leer esta entrada), yo pugnaba por que mi relación de pareja no se fuera definitivamente al traste, intentaba superar mis celos e inseguridades y mantener a raya esa maligna vocecilla interior que a veces me llenaba la cabeza de pensamientos delirantes sobre una posible infidelidad de mi pareja.


Pues bien, cuando ya pensaba que nada peor podría ocurrir, que nadie más podría interponerse entre nosotros y nuestra felicidad y hacer tambalearse todavía más los cimientos de nuesta relación, entonces.... redoble de tambores...¡tachánnnnnnnn!

Entonces, llegó ella.

Efectivamente, ella, a quien a partir de ahora llamaremos Psicópata, por razones obvias, era la ex de JJ. Ella era (es) una mala persona, desequilibrada, neurótica, mentirosa y manipuladora. Sí, lo peor de lo peor.

De esas personas que  es mejor tener bien lejos.  


Lo más flipante de todo el asunto es que esta tía no era la ex inmediamente anterior, ni JJ la había dejado para irse conmigo, razón por la cual podría entenderse que estuviera despechada, que sintiera resquemor...

No, Psicópata era la ex anterior a la última, y la relación entre ambos había acabado unos dos años antes de toda esta historia.

Nada hacía presagiar que esta tipa entraría en escena pasado tanto tiempo y sin un motivo real.


Pero lo hizo. Reapareció y aún hoy no sé (no sabemos) a ciencia cierta con qué oscuras intenciones.

No sé si la movía el despecho, o los celos de ver que a su ex novio le iban bien las cosas en lo personal y en lo profesional, cuando a ella no tanto, o las ganas de llamar la atención, o un absurdo deseo de venganza.

No sé si pretendía recuperarlo y que volviera con ella, aunque de la forma en que lo hizo,  irrumpiendo como un elefante en una cacharrería, veo harto difícil que pudiera conseguir algo.


No sé, simplemente, creo que estaba totalmente desequilibrada, como una puta cabra, porque si no, no se entiende que entrara en escena e irrumpiera en la vida de JJ (y, por ende en la mía), dos años después de acabada la relación con él.

Sobre todo, porque la ruptura había sido de mutuo acuerdo, quiero decir que no hubo terceras personas ni grandes dramas; simplemente, la cosa no daba más de sí y decidieron que lo mejor era poner punto y final. Y por cierto, que fue ella la primera que habló de dejarlo.

Por eso no entiendo ese resentimiento tardío. ¿A qué venía ahora todo aquello?

Haberlo pensado bien antes, ¿no? Ahora que cada uno había seguido su camino, no tenía ningún sentido esa irrupción.


Al poco de dejarlo con JJ, Psicópata se había ido a Barcelona a vivir y buscar trabajo.

Quizá pensaba que las cosas allí le irían de puta madre, que acabaría convertida en una ejecutiva agresiva con empresa propia y mucho dinero, con cochazo, ático en el centro y chalet en la playa, más una legión de tíos buenos dándose de hostias por su cuerpo serrano, mientras que JJ acabaría en el paro, pobre, solo y alcoholizado.


Pero no fue así. Ni a ella le fue tan bien ni a JJ tan mal como ella esperaba. Más bien, parece ser que en la Ciudad Condal no se comió una rosca, ni en el ámbito profesional ni en el sentimental.

Así que decidió volver a Valencia, a casa de su mamá... Y ya de paso, a la vida de JJ, a ver qué podía rascar.

A ver cómo le iban las cosas a su ex dos años después.

Y ¡oh, sorpresa!... JJ no había acabado tirado en una esquina. Tenía trabajo y pareja estables.

-Ossssea, qué injussssto, tíaaaaaa, yo muriéndome del asco en Barcelona y a este cabrón todo le sonríe... -Debió de pensar.

Y decidió que eso no podía ser. Ella no podía soportar tanta felicidad ajena.


En fin, no voy a entrar en detalles de cómo lo hizo, ni qué absurdas mentiras inventó
Psicópata para desestabilizarnos aún más, porque tampoco quiero airear aspectos íntimos del pasado de mi novio. Creo que ya dije demasiadas cosas en el post anterior y, la verdad, no sé cómo le sentaría si lo supiera. Así que no concretaré, pero si diré que nos hizo una movida muy chunga.

Psicópata vino con ganas de hacer daño. A él... y de rebote, a mí.

Su propósito parecía claro: destrozarnos como pareja.

Hay gente tan retorcida que no puede soportar que a su ex pareja le vayan bien las cosas, ya ves.


La verdad es que, si lo analizo bien, comparada con Psicópata, Lagarta resultó ser un corderito.

Además, si el episodio de Lagarta fue relativamente breve, el de Psicópata se prolongó durante varias interminables semanas.

Aquella tía era como un puto virus. Una víbora venenosa. Y no se iba ni con ácido.


Pero, a diferencia de lo que pasó con Lagarta, donde yo tuve dudas y desconfianza e incluso me alejé durante unos días de mi novio para reflexionar y no ofuscarme, cuando Psicópata entró en escena, desplegando todo su veneno y poder de destrucción, yo cerré filas con JJ.

No tuve la más mínima duda. Teníamos que echar a aquella loca peligrosa de nuestras vidas. Juntos. Era ella o nosotros.


Si con el episodio de Lagarta lo pasé mal, lo de Psicópata ya fue de auténtica pesadilla.

Pero en este caso no me sentía sola, ya que JJ y yo hicimos frente en común.

Recuerdo que le dije, así con ironía, para quitarle un poco de hierro: "Jo, chico, no sé qué les das, pero las tías te persiguen...".


La verdad es que yo lo pasé mal, pero nada comparable al calvario que pasó él. Además, por muchas vueltas que le daba, no podía entender a qué venía aquella actitud tan extrañamente hostil hacia él por parte de Psicópata. ¿Qué le había hecho él para que ella se comportara así? ¿Y por qué ahora, después de 2 años desaparecida? ¿Qué mosca le había picado?

A día de hoy, y va para dos años, aún no hemos conseguido averiguarlo.


Aquello era surrealista no, lo siguiente.

Al final, creo que ella misma se dio cuenta de lo patético de su comportamiento, y de que lo que estaba haciendo no tenía ninguna razón de ser. No sé si todavía le quedaba algo de vergüenza, de dignidad o de humanidad, aunque esto último me cuesta creerlo de ella.


El caso es que, después de varias semanas haciendo cosas realmente ridículas, retorcidas y chungas sin obtener ningún resultado más que quedar en evidencia cada vez más, decidió retirarse con el rabo entre las piernas y desaparecer. ¡Aleluya!


Sé que volvió a Barcelona, de donde jamás debería haber regresado.

Y donde espero que se quede for ever. Lo siento por los catalanes, menuda prenda os lleváis...

Porque os juro que, si me la vuelvo a encontrar alguna vez, donde sea, no respondo de mí. Creo que llevaría mis dedos marcados en su cara de panquemao durante mínimo un mes.


Con esta mala persona (por no utilizar otro calificativo especialmente malsonante) entendí que se puede odiar a alguien a quien apenas conoces.

¡Cuántas veces tuve el impulso de encararme a ella, cruzarle la cara de una buena hostia y decirle del mal que se tenía que morir! Sin ser yo nada de eso...

Pero no quise ponerme a su altura. Preferí que ella, poco a poco fuera poniéndose más y más en evidencia. Que se fuera hundiendo cada vez más en su propio fango, hasta acabar siendo absorbida por él.

Como efectivamente pasó. Aunque tardó... ¡joder, si tardó!


No sería hasta mitad de 2010, y una vez superados los episodios de Lagarta y sobre todo, la tortura de Psicópata, cuando empezaríamos a levantar cabeza y ver la luz al final del túnel.


Y después de todo, hoy puedo afirmar que de aquello salimos reforzados como pareja.

Cuando superas algo así, sin que tu relación acabe tocada de muerte, sabes que tienes muchas posibilidades de que lo vuestro funcione. Y sobre todo, que podréis superar juntos otros obstáculos menores sin grandes problemas.


Y bueno, con esta entrada cierro la serie de "Desastres". Espero que no haya una tercera entrega por mi p
ropia salud mental.

 *¿Y vosotros? ¿Conocéis algún caso parecido al que cuento aquí? ¿Habéis sufrido en primera persona la intromisión de un@ ex que albergaba malas intenciones o ganas de putear? ¿Qué hicísteis? ¿Por qué creeis que estas personas actúan así? ¿Qué les mueve? Contadme cosas que sabéis que me gusta... :)

25 de enero de 2012

Sobre celos, lagartas y otros desastres


¡Oh, mi Señor! Cuidado con los celos. Son el monstruo de ojos verdes que se burla de la carne de la que se alimenta...

William Shakespeare - Otelo.

Atención, pregunta: ¿Os consideráis personas celosas? ¿Mucho, poco, nada, lo normal... o rayando la paranoia? Me refiero, por supuesto, a celos en el terreno amoroso.


Creo que todo el mundo, quien más, quien menos, ha sufrido alguna vez en sus carnes esa sensación, esa angustia, esa desazón. Todos, en mayor o menor medida, hemos sido víctimas del "monstruo de ojos verdes". Esa bestia que nos corroe por dentro, que nos envenena, que nos ofusca con pensamientos negativos a veces erróneos, pudiendo dar al traste con una relación que era sana y sin engaños.

Los celos, en mi opinión, se deben en muchos casos a la propia inseguridad de la persona, pero también a esa sensación de posesión que produce el amor. Sentimos que poseemos a esa persona, que nos pertenece de alguna forma, que está atada a nosotros por un hilo invisible, sólo porque nos ama y porque nosotros la amamos.
Y no queremos perderla, tememos que se enamore de otra persona, que nos deje y se vaya, y es entonces cuando los celos entran en escena.

Hay celosos, celosillos y CELOSOS. Estos últimos serían estas personas con una inseguridad tan grande que sienten celos patológicos ante cualquier tontería. En el más mínimo detalle ya ven una posible infidelidad de su pareja. 
Si ven a su pareja hablando animadamente con alguien del sexo contrario, ya se ponen histéricos y ven cuernos por todas partes.
Si, andando por la calle junto a su pareja se cruzan con alguien del sexo contrario especialmente atractivo, ya empiezan a sentirse totalmente inseguros y a imaginar que su pareja está desnudando con los ojos al/la atractiv@ desconocid@. Y aunque que así fuera... El hecho de que l@ esté mirando (o admirando) no quiere decir que necesariamente se vaya a enamorar de esa persona desconocida. A todos nos gusta admirar la belleza, ¿no? ¿Es eso una traición? ¿Es eso una infidelidad?)...

Yo creo que soy celosa en un grado normal. Ni mucho ni poco.
Además, creo que sentir unos pocos celos es incluso bueno. Significa que esa persona te importa.  Pero claro, de ahí a tenerla todo el día controlada y montándole numeritos a la más mínima gilipollez, pues eso ya raya lo patológico.

En mi caso, si me dan verdaderos motivos, razones de peso, pues sí, claro que lo paso mal. Claro que me pongo celosa. Pero no soy de montarme películas ni nada de eso. Creo que, en ese sentido, tengo bastante autocontrol y he sabido enfrentar bastante bien mis propios celos para no dejar que me nublaran el pensamiento.

Recuerdo que, hace ahora dos años, viví una experiencia en la que me tocó lidiar, y mucho, con mis celos.

En aquella época, mi novio JJ y yo llevábamos año y medio de relación y estábamos viviendo juntos. Las cosas nos iban bien, no había nada raro.
O al menos, eso creía yo.
JJ es una persona muy agradable, muy sociable, es muy simpático, muy dicharachero; enseguida se pone a hablar con todo el mundo, cae bien a la gente y además es muy atento. De ahí que suela hacer buenas migas especialmente con el sector femenino. Tiene amigos, pero también tiene muchas amigas.
Y aparte de todo eso, pues está mal que yo lo diga, pero es un chico que no pasa desapercibido: es muy alto, es fuerte, de cara es muy guapo... (Qué voy a decir yo, ¿no? xD). En serio, no soy la única que piensa que físicamente está bien.

El caso es que nunca le han faltado tías revoloteando a su alrededor. Pero mientras sea en plan de amigos, a mí no me importa, como si quiere tener dos millones de amigas.
El problema viene cuando una de esas amigas o conocidas quiere ir más allá.
Y eso fue lo que pasó a principios de 2010.

Él, por su trabajo, se relaciona con mucha gente, y en aquella época conoció a una tía que, literalmente, lo enfiló.
El caso es que esta chica, a la que a partir de ahora llamaremos Lagarta, estaba atravesando una mala racha porque había fallecido su padre recientemente. Y JJ siempre ha sido muy de animar a la gente cuando están mal, de preguntar cómo están, etc, y con esta chica, obviamente, no hizo ninguna excepción.
Un par de SMS y de e-mails por parte de mi novio preguntándole cómo se encontraba, dándole ánimos, etc., bastaron para que Lagarta se montara una película y empezara a acosar a mi chico con e-mails cada vez más subiditos de tono.
Sí, parece que el luto por la muerte de su padre le duró bien poco. En seguida le entraron unas ganas locas de follarse a MI novio. A todo esto, yo sin enterarme de nada, of course.

Hasta que un día, no me preguntéis cómo, le pillé uno de los e-mails que ella le había enviado.
Cuando lo leí, me quise morir, claro. En aquel e-mail, Lagarta le decía que lo estaba pasando muy mal, que lo echaba de menos, que él había sido muy bueno con ella y muy atento, y que qué suerte tenía su novia -osasé yo- de tener a un chico como él. Que cómo desearía poder dormir todas las noches abrazada a él, besarle y... "todo" lo demás. Qué ganas de sentir su cuerpo junto al de mi novio.
Que ella sabía perfectamente que él tenía novia, y sabía que él quería a su novia; pero que ella, en su desesperación, se conformaba con las migajas, con algún encuentro furtivo y apasionado. Si él quería.
...

Casi caigo redonda al suelo. Me quedé helada. Aquello me desbordaba, nuca me había visto en una situación similar. No sabía qué hacer, cómo actuar.
Si le pedía explicaciones a JJ, él podía reprocharme, y con razón, que había entrado en su correo.
Así que, en un principio, no le dije nada. Pero no sabía cuánto aguantaría así.

Pasó un día, pasaron dos... Y yo, cada vez más rara y más mohína. Pasaron tres, pasaron cuatro... Y yo, cada vez más autista.
Hasta que él me preguntó si me pasaba algo. Y se lo conté.
Como ya imaginé, se mosqueó bastante por haberle cotilleado el correo. Me sentí tan ridícula...
Aun así, yo no me eché átrás y le exigí una explicación. ¿Quién era esa tía y por qué quería tirarse a mi novio?
Y sobre todo: ¿había pasado "algo" entre ellos, más allá de las ganas de ella?

JJ me dijo que no había pasado nada entre ellos dos y que no iba a pasar nada en un futuro. Él no quería nada con ella. No estaba para nada enamorado de Lagarta, había sido ella la que se lo había montado todo en su cabeza. Él sólo había intentado ser amable con ella por todo el drama familiar que estaba atravesando, pero nunca tuvo en mente liarse con ella, porque me quería sólo a mí, y blablabla...
Entonces le pregunté por qué no me había dicho nada de toda esa historia y cuánto tiempo había durado ésta.

La historia había durado apenas un mes, y realmente intercambiaron, como mucho, 7 u 8 e-mails. Cuando los de ella empezaron a subir de tono, JJ dejó de contestarle. Hasta que le envió un último e-mail diciéndole que se había confundido con él, que lo lamentaba pero él quería a su novia y no buscaba nada con ella más que ser amable. Ella contraatacó, pero mi novio acabó por bloquearla.

Bueno, pues ésa era la versión que me dio mi novio. ¿Le creía o no le creía? He ahí la cuestión...Yo no sabía qué creer.

JJ me dijo que no había querido contarme nada porque todo había sido una película que se había montado Lagarta y que no tenía sentido que yo lo pasara mal por algo que no era real.
Le pedí entonces pruebas de que realmente no había pasado nada entre ambos. Y JJ me enseñó todos los e-mails que se habían enviado.
Realmente, los de él eran todos muy normales, sin nada que hiciera entrever que podía haber algo más. Simplemente, eran correctos y amistosos. 
Los de ella, no. Los de ella eran cargas de profundidad. Auténticas proposiciones bastante deshonestas.

El caso es que, a pesar de las pruebas, no se me fue el mosqueo de un día para otro. Los celos no se disiparon así como así. Seguía teniendo la mosca detrás de la oreja.

Pasé unas semanas muy malas, emparanoiada y muy obsesionada, viendo fantasmas por todas partes.
Lloré mucho aquellos días. Sufrí lo que no está escrito.

Apenas si podía concentrarme en el trabajo. Evitaba poner la radio y escuchar canciones de desamor que me destrozaran todavía más.
Aunque dormíamos juntos, yo sentía que él estaba a miles de kilómetros. Y además, él también estaba raro, supongo que molesto por mi intromisión en su correo.

Tenía pesadillas en las que él se iba con otra y me dejaba. Me despertaba sobresaltada, con el corazón a mil por hora y empapada en sudor.
También  tuve la tentación de cotillearle el correo otra vez. Y el móvil, el Facebook...
Pero me contuve, afortunadamente. No quería volver a entrometerme en su intimidad, no sería justo. A mí no me hubiera gustado que me lo hubieran hecho.
Intenté no perder la dignidad. Intenté confiar en él como me había pedido.

Pero costaba mucho, vaya si costaba. Lagarta había abierto una brecha entre nosotros. Y la sombra de la duda seguía ahí.

Y fue en aquella época, justamente, cuando abrí este blog. No fue una relación causa-efecto, en plan "estoy jodida y necesito desahogarme contándolo en un blog". De hecho, nunca hasta ahora, y va para los dos años, había hablado aquí de toda esta historia.
Como necesitaba distraerme y no pensar en toda aquella movida para no obsesionarme más todavía, para no volverme loca de remate, empecé a leer muchos blogs, a seguir algunos, a comentar en otros tantos... Vi que a todo el mundo le pasaban movidas. No era yo la única.
Y así, una noche, decidí abrir yo el mío propio. Y bueno, el resto ya lo sabéis. 
Abrir el blog fue una de las mejores decisiones que he tomado nunca. Este blog tuvo -y sigue teniendo- un efecto muy terapéutico para mí.

Escribir en él, leer lo que otros contaban en sus blogs, darles mi opinión en forma de comentario, etc, me distrajo la mente y, poco a poco, empecé a olvidar todo aquello.

Y con el paso de los días, todo fue volviendo a la normalidad de la que nunca debía haber salido. JJ volvía a estar súper cariñoso conmigo, atento, detallista, alegre; como era y es.
De nuevo me decía lo mucho que me quería y que no quería perderme por nada del mundo. De nuevo volvíamos a se nosotros dos. Sin celos, sin malos rollos, sin intromisiones, sin terceras personas.

Y bueno, aquello, por suerte, ya pasó. Ahora, lo recuerdo y no me parece que sea para tanto, pero lo pasé muy mal entonces.
De aquella experiencia un tanto traumática me llevo dos cosas muy positivas: por un lado, haber sabido superar juntos ese escollo tan grande que se abrió entre nosotros como pareja, y por el otro, haberme decidido a abrir este blog, que tanto me ayudó en aquellos días tan nefastos... Y que sigue dándome tantas alegrías.


*¿Y vosotros? ¿Sois celosos? ¿Creéis que los celos son sempre un cáncer para la relación, o que unos pocos y bien controlados siempre son positivos? ¿Habéis vivido alguna experiencia parecida a la mía? ¿Cómo salió todo?

Hace unos días leí en la prensa que Glenn Close es posible candidata al Oscar (eso con el permiso de Meryl Streep, claro), por su interpretación, en el film Albert Nobbs, de una mujer que se hace pasar por hombre en la Irlanda del siglo XIX.



                                 Sí, aunque cueste de creer, la de abajo también es Glenn Close

 Sería la primera estatuilla dorada para Close, después de 5 veces nominada. Aunque todo apunta a que será Meryl Streep y su interpretación de Mrs.Thatcher en La Dama de Hierro quien se lleve el gato al agua. O el Oscar a la saca.

La verdad es que me gustaría ver la peli. La de Glenn Close, quiero decir. (Bueno, y la de Meryl, también), porque siempre me han atraído las historias de mujeres valientes que se vieron obligadas a adoptar identidades masculinas renunciando así a su condición de féminas para poder sobrevivir o alcanzar su sueño en un mundo dominado por hombres.
Ahora me vienen a la mente el personaje de Julie Andrews en  ¿ victor o victoria y el de Gwyneth Paltrow en Shakespeeare in Love
pero hay más.



En fin, que me voy del tema... Todo este rollo viene porque, en más de una ocasión, me he preguntado cómo hubiera sido mi vida si hubiera nacido con el cromosoma Y. 
En qué hubiera cambiado todo de haber nacido varón en vez de mujer.
Sí, yo es que a veces me hago estas reflexiones tan surrealistas... Pero sé que no soy la única que se ha hecho tal reflexión.

Es que me parece flipante cómo algo tan arbitrario como pertenecer a uno u otro sexo puede condicionar tantas cosas. En realidad, cómo lo cambia todo. Hasta la misma forma de ver el mundo.

Vaya por delante que me considero muy femenina, que estoy encantada con mi condición de mujer y con muchas de las cosas que ello conlleva, como la posibilidad de traer hijos al mundo, que me encanta arreglarme, ponerme guapa, y todas esas cosas supuestamente tan femeninas, porque soy una friki de la cosmética y me vuelven loca los potingues y los trapitos... Vamos, que estoy feliz como una perdiz con el sexo que me tocó en la lotería de la vida.

Pero, si lo pienso bien, y pongo en una balanza las ventajas de ser hombre y las de ser mujer... la verdad es que, nenas, ser mujer es una putada,... la mayoría de las veces.

Ser tío es mucho más fácil, sin duda.


1. En el tema íntimo, sexual y reproductivo:


-Ellos pueden hacer pis de pie. ¿Por qué Dios no nos dio a nosotras esa facilidad, joder?

Ah, claro... ¡porque Dios es hombre!

Ellos pueden mear casi donde quiera
n. (Algunos esto se lo toman demasiado al pie de la letra, pero el hecho de que lo tengan tan fácil no significa que eso se deba hacer en cualquier lado o en cualquier pared. Hombre, ya).
Pero sí, ellos sólo tienen que bajarse la bragueta y poco más.

Nosotras tenemos casi que desnudarnos de cintura para abajo, por lo que necesitamos un habitáculo íntimo, con puerta que CIERRE BIEN, y a ser posible, con un WC LIMPIO.

Eso ya es pedir mucho, lo sé.

Pero es que luego hay que sentarse ahí. Y a ver quién tiene valor...

Por mucho que empapeles la taza con papel higiénico, hay que echarle un par.


Cuántas veces me ha tocado hacer pis en una baño público, casi levitando, en cuclillas, con las piernas temblándome más que a la Duquesa de Alba en unVibrapower  con el abrigo en una mano, el bolso colgado del cuello y con la otra mano apoyada en la puerta que, por supuesto, NO CIERRA. Y como yo, todas vosotras,
seguro.

Luego, ellos no podrán vivir en sus carnes la "mágica experiencia" de traer un niño al mundo, vale.
Pero a cambio:
-Se libran del coñazo que supone tener la regla cada mes durante un porrón de años de su vida: dolor de ovarios, hinchazón, jaqueca, mareos, náuseas, dolor e hinchazón de los pechos, retención de líquidos, mal humor, dramaqueenismo elevado al cuadrado o lo que es lo mismo, síndrome premenstrual, ansia viva por zampar chocolate y similares...

Por no hablar del gasto importante en compresas y tampones (bueno, eso, las que no utilizan la copa menstrual que yo, desde que me la descubrieron, estoy encantada con ella. Es el mejor invento ever. Al menos, para la menstruación, claro).


-Se libran de las molestias de la menopausia. Los calores, los ahogos, engordar una tonelada, los picores justo ahí, etc.


-Se libran de los embarazos y los partos. Lo que supone que su cuerpo no se ve sometido a la bomba hormonal de un embarazo, con sus náuseas, su barrigoncio que crece y crece, sus tobillos hinchados, su engordar dos toneladas, su celulitis, su hinchazón de tetas por la leche, su diabetes gestacional, y un larguíiiiiisimo etc. ¡9 meses dan para mucho! 


Y luego, está el capítulo del parto, que eso ya pasa de heavyheavy metal. Que si epidural, que si cesárea, que si esto y lo otro...

Y después, la depresión post-parto... Que también te puede pasar.


-Se libran del acojone y estrés con el que vivimos la mayoría de las chicas durante muchos años por la posibilidad de quedarnos embarazadas en un momento en el que no lo deseamos. Que levante la mano la que no ha rezado a todos los santos que conocía cuando la regla se le retrasó una semana después de una sesión de sexo no todo lo segura que debiera haber sido. (Y luego el retraso era por el estrés de los exámenes. xD).


*Por el contrario, y aquí salimos nosotras ganando:


-Su excitación sexual es bastante más evidente que la nuestra.


-Ellos, como "machos alfa", sienten la presión psicológica de ser los fucking amos en la cama, de estar a la altura de las expectativas, de aguantar un tiempo mínimo, de que ESO se venga bien arriba y no se baje antes de tiempo, y de que el tamaño de ESO sea más que aceptable. 


-A ellos les es más difícil fingir un orgasmo... y que resulte creíble. Aunque para mí esto no es ventaja, porque creo que fingir que algo te ha encantando cuando lo has pasado peor que un emo en EuroDisney, es de ser idiota. Creo que la confianza en la pareja está para algo. Y las cosas se pueden decir de muchas maneras. Pero bueno... hay casos y casos.


-En el plano de la indumentaria, la higiene personal, la imagen y la cosmética:  



-Ellos no gastan en sujetadores. No tienen que preguntarse si son copa A, B, C, D...

La única copa que conocen es la del Rey, la de la UEFA y el cubata de los sábados noche. 


-Ellos pueden llevar los mismos vaqueros y camisa durante años o décadas. No pasa nada. Nosotras parece que tenemos que renovar nuestro armario cada temporada para ser aceptadas por nuestras congéneres.


-Ídem con los zapatos.


-Ellos no se tienen que preocupar de si la minifalda es demasiado corta, de si les hace las piernas gordas, etc. Nosotras, sí.


-Ellos no se tienen que preocupar de si van bien depilados. Esto daría para un capítulo aparte: ellos NO tienen que depilarse si no quieren. Dios, ¡¡¡si es que ya sólo por eso querría ser hombre!!!


-Ellos no sufren la tortura de los tacones. A menos que sean drag-queens, claro.


-Ellos no se tienen que preocupar de si se les transparenta el sujetador bajo la blusa o de si se les marcan los pezones por el frío.


-A ellos no les miran al escote antes que a la cara.


-A ellos nadie les dirá nunca: ¡Míralo, si es que se viste para provocar!


-Ellos pueden prescindir del tanga, invento infernal. Es más, mejor que prescindan de él. No es algo que les suela quedar bien. Nosotras, en cambio, para según qué prendas, es mejor llevar tanga que no bragas. Y sí, sentir ese grrrrrrraaaaaan "placer" que provoca llevar un hilo ahí incrustado durante horas.


-Ellos no tienen que maquillarse, con el ahorro de dinero y de tiempo que eso supone.

En este sentido, debo decir que a mí me apasiona todo lo que tenga que ver con el maquillaje y la cosmética, que no salgo de casa sin maquillar aunque sea sólo con rímmel y colorete, que me lo paso bien maquillándome y que me puedo ver 50 tutoriales de make up en Youtube como una campeona. Pero reconozco que no tener que maquillarse nunca tiene que ser la hostia.


-Ellos pueden ir sin peinar. ¿Qué pasa?


-Ellos se quedan calvos y nadie se les va a quedar mirando extrañado. En cambio, una mujer calva llama bastante más la atención.


-A ellos les salen canas siendo jóvenes y resultan sexys. A nosotras nos salen canas siendo jóvenes y nos las tenemos que teñir para no parecer viejas castañeras desaliñadas. 


-Ellos pueden estar sin afeitarse días y días. Es lo que llamamos "barbita de X días". Y es taaaaaan sexy... Es más, ellos pueden tapar marcas de acné o cicatrices con la barba. Nosotras, no. Bueno, o sí, pero yo preferiría llevar marcas del acné a ser la mujer barbuda. No sé vosotras...


-Ellos pueden estar gordos, pero se dice que están recios, grandotes, fortachones, macizos, hermosotes, etc... Tú, mujer, estás gorda y se te considera gorrrrrrrrda.


-Ellos pueden tener tripa cervecera que no se vean ni los pies. Tú sufres si te sale el más mínimo michelín.


-Ellos no saben que en el baño habita una infernal criatura llamada "báscula". Tú la temes y la odias a partes iguales.


-Ellos no harán dieta, a menos que se lo prescriba un médico por razones de salud. Nosotras... que levante la mano la que nunca ha estado a dieta. Y nunca es NUNCA.


-Ellos no saben cuántas calorías tiene una bolsa de Ruffles Jamón o una lata de cerveza. Tú sabes perfectamente que tienen 500 y 150 kcal, respectivamente, lo que las convierte en alimentos casi prohibidos o muy restringidos.


(.
..Y todo eso, sin entrar en cuestiones más serias, como el hecho de que, en general, las mujeres cobremos menos que los hombres ocupando un mismo puesto o desempeñando funciones similares, o que nos cueste mucho más que a ellos/vosotros acceder a cargos de responsabilidad, o que nos sea bastante más difícil conciliar vida familiar y vida laboral, etc).

En fin, no recuerdo más cosas, pero con estas yo creo que es más que suficiente. Y la balanza, definitivamente, se inclina bastante más del lado masculino. 


Aun así, repito, "cómo me gusta ser mujer", que diría algún anuncio chorra de compresas. "¿A qué huelen las nubes?, sum sum, sum sum".

No, en serio, debo de ser masoca, porque, a pesar de todo, sigo encantada de ser chica.

Alucinante...


*Bueno, lo de siempre. Si queréis añadir más cosas a la lista, ¡ya sabéis! Comentadme...

Y los chicos que creáis que la vida es muuuuucho más fácil para nosotras (¡dónde va a parar!), también podíais argumentarme por qué lo creéis.


¡Besos y feliz inicio de semana! ^^




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