(Este post se me ha ocurrido después de una breve conversación vía Twitter con Petalo
Y es que... el otro día fui a ver
Sí, fui a verla al cine, nada de Megaupload... (y a partir de ahora, menos que habrá), que una será un poquillo pirata para la música y los eBooks, pero el cine para mí es un ritual sagrado.
A mí, lo que me mola es ir a la sala, comprarme las palomitas y las chuches, apalancarme en la butaca, esperar a que se apaguen las luces... ¡y a gossssarrrrrr!
Pero, claro, ahora sólo voy un par de veces al mes máximo, porque no está la cosa como para ir todos los fines de semana, así que me toca elegir bien la peli, porque si luego es un truño, siento que he tirado el dinero.
En este caso, la elección estaba clarísima: ver las nuevas andanzas de Sherlock Downey Jr. y su inseparable Dr. Law. :D
Desde que se estrenó, tenía unas ganas locas de verla, después de lo mucho que me gustó la primera.
Y bueno, una vez vistas ambas, me quedo con la primera.
Por varias razones: la primera película es más británica, más victoriana y gótica, más fiel al universo Holmes; transcurre íntegramente en Londres, mientras que la segunda también nos traslada hasta París, Berlín y Suiza, y a mí como que me dispersa; luego, el misterio que tienen que resolver Sherlock y Watson en la primera es más inquietante para mi gusto que el de la segunda; la chica de la primera es la encantadora Rachel McAdams, tan mona ella con su vestido de seda, mientras que en la segunda es... ¡Lisbeth Salander vestida de gitana echadora de cartas!
¡Es que ya no puedo ver a Noomi Rapace sin ver a la heroína de la saga Millenium! Creo que le va a costar desencasillarse de ese personaje...
Y no digo que la chica lo haga mal, que lo hace bien, pero no sé, sigo viendo a Lisbeth en cada gesto suyo. ¡Si hasta la voz con la que la han doblado es la misma con la que doblaban a Lisbeth!
Lo más interesante de Sherlock Holmes 2 es que al fin conocemos y vemos en acción al archienemigo de Sherlock, el malvado profesor Moriarty, que en la primera únicamente se le nombraba de pasada y oíamos su voz, nunca veíamos su rostro.
Y el Profesor James Moriarty de Guy Ritchie tiene este rostro, el de Jared Harrys:
Agggh, a mí, este villano no me pone nada. Me da una mezcla de miedito y grima, la verdad. Y si el villano no "pone", aunque sea un poco, mal asunto.
Resumiendo, que aunque me quedo con la primera, la segunda también está bien, la recomiendo, es muy entretenida, aunque hay que estar muy al loro hasta del más mínimo detalle, porque si no, hay muchas cosas que se te escapan y te pierdes y ya no te encuentras hasta el final.
... Y bueno, que ver el tádem que forman Robert Downey Jr. y Jude Law siempre es un gozo para los sentidos... Jurjurjur...
Y a eso voy... Porque, que Sherlock Holmes era un tipo atractivo, sexy, valiente y brillante ya lo sabíamos todas las que crecimos viendo la serie de dibujos animados, aun sin haber leído las novelas de Sir Arthur Conan Doyle.
¿Os acordáis, chicas?
Sí, vale, era un perro, joder. Pero... un perro muy atractivo: con su lupa, su pipa, su pajarita, su flequillo despeinado... Estaba para hacerle un buen favor, ¿a que sí?
Oye, que no soy yo la única friki que tiene varios dibujos animados a los que se tiraría si fueran de carne y hueso.
Y luego, estaba su inseparable compañero, el Dr. Watson:
No he encontrado ninguna imagen en la que salga el Watson perruno a solas, (cosa que nos da una idea de lo segundón que era el pobre en la serie de dibujos), pero como podéis ver y como recordaréis, Watson era un schnauzer bajito, regordete, con un bigote como un felpudo y con una edad próxima a la jubilación. A su lado, el atractivo de Sherlock ganaba enteros por momentos. Las comparaciones siempre son odiosas...
Y claro, yo crecí con esa imagen de ambos personajes.
Así que, cuando muchos pero que muuuuuuuchos años después, supe que se iba a estrenar una peli sobre las aventuras de la pareja más conocida de Baker Street, enseguida me pregunté quién daría vida a uno y a otro.
Luego me enteré de que sería Robert Downey Jr. quien interpretaría al sabueso Holmes, y la verdad es que me extrañó un poco, pues me imaginaba al detective como un hombre mucho más refinado, más "británico", más caballero, más pulcro y culto. Más como el perro de la serie pero en humano, vamos.
Pero bueno, a pesar de mi sorpresa inicial, aplaudí la elección de Robert Downey para encarnar al detective más famoso de todos los tiempos. ¡Ay, omá!
Robert Downey le daría a Sherlock un toque canalla, sexy, salvaje, poco ortodoxo, caótico y un pelín misógino. Interesante...
Pero casi me caí de culo cuando supe quién era el elegido para dar vida al ceporrillo de Watson.
Seh: Ni más ni menos que mi adorado Jude Law.
¿ Jude Law, el bello, el apolíneo, interpretando a un médico rechoncho y cincuentón?
No me cuadraba nada.
Pensé: lo caracterizarán viejuno, lo afearán, le podrán un bigotazo a lo Julián Muñoz, le pondrán relleno en la tripa, le obligarán a engordar, como le tocó a Matt Damon para protagonizar El soplon
Pero luego resultó que no. Que lo único que le pusieron fue el traje de época victoriana. Con su traje, su chalequito, su bombín, su reloj de bolsillo, su bastón, su bigotito rubio, sus patillas, y esa mirada azul cielo... Uffffff, qué calores cuando lo vi en pantalla... Yo no daba crédito.
¿Pero el Dr. Watson no era viejete? ¿Pero no estaba gordo?
¿Watson era así de guapo?
Y yo sin saberlo...
Guy Ritchie imaginó a su Watson con el cuerpo y el rostro (Dios, qué cuerpo y qué rostro) de Jude Law, tal cual, pero vestido de época. Y con ese humor británico, ese aplomo, esa sensatez, esa flema, esa ironía, esa elegancia que yo le presuponía más a Sherlock que al doctor.
Y con ese tira y afloja continuo con Robert Downey, que da lugar a incontables gags cómicos.
El Dr. Watson de Guy Ritchie es el perfecto caballero inglés, pero además... ¡está para darle un buen revolcón!
Entonces, una de dos: o el creador de los dibujos animados estaba equivocado y nos engañó a todas, pobres incautas, creando una versión errónea e injusta de Watson, o Guy Ritchie se ha pasado por el forro el Watson que creó Sir Arthur Conan Doyle, dándole el rostro de un guaperas como Jude Law.
Yo, lo confieso, no he leído las novelas y sólo tengo la imagen que me dieron los dibujos primero y la peli después.
Así que, por favor: alguien que haya leído las novelas, ¿me puede decir quién tiene razón?
¿El Dr. Watson estaba ASÍ de bueno?
Sí, como bien dice el título, el post de hoy va sobre es@s ex que, un día, de repente, y sin motivo aparente, regresan a tu vida con ganas de fastidiar, de hundir tu actual y feliz relación de pareja y, en definitiva, con el firme propósito de hacer daño. Mucho. Y no sólo a ti, sino también a tu pareja. Daños colaterales, vamos.
No hablo de l@s ex pesaditos que regresan a veces para dar un poco el coñazo, hacen el ridículo más que otra cosa y luego se van sin causar mayores problemas.
No. Hablo de los ex psicópatas, malvados, obsesivos, retorcidos. Gente resentida que alberga verdaderas malas intenciones y mucho odio hacia su ex pareja.
Y es que, es alucinante cómo pueden cambiar los sentimientos, cómo del amor al odio hay sólo un paso y cómo esa persona que te quiso tanto, puede después sembrar tanto daño y acumular tanto veneno.
Este post es la continuación del anterior . Y es que, ahora que lo pienso, en aquellos primeros meses del 2010, no sé si me (o nos) miró todo un circo de tuertos o qué, porque... ¡vaya telita!
Después del absurdo y desestabilizador episodio de Lagarta, (para los nuevos, leer esta entrada), yo pugnaba por que mi relación de pareja no se fuera definitivamente al traste, intentaba superar mis celos e inseguridades y mantener a raya esa maligna vocecilla interior que a veces me llenaba la cabeza de pensamientos delirantes sobre una posible infidelidad de mi pareja.
Pues bien, cuando ya pensaba que nada peor podría ocurrir, que nadie más podría interponerse entre nosotros y nuestra felicidad y hacer tambalearse todavía más los cimientos de nuesta relación, entonces.... redoble de tambores...¡tachánnnnnnnn!
Entonces, llegó ella.
Efectivamente, ella, a quien a partir de ahora llamaremos Psicópata, por razones obvias, era la ex de JJ. Ella era (es) una mala persona, desequilibrada, neurótica, mentirosa y manipuladora. Sí, lo peor de lo peor.
De esas personas que es mejor tener bien lejos.
Lo más flipante de todo el asunto es que esta tía no era la ex inmediamente anterior, ni JJ la había dejado para irse conmigo, razón por la cual podría entenderse que estuviera despechada, que sintiera resquemor...
No, Psicópata era la ex anterior a la última, y la relación entre ambos había acabado unos dos años antes de toda esta historia.
Nada hacía presagiar que esta tipa entraría en escena pasado tanto tiempo y sin un motivo real.
Pero lo hizo. Reapareció y aún hoy no sé (no sabemos) a ciencia cierta con qué oscuras intenciones.
No sé si la movía el despecho, o los celos de ver que a su ex novio le iban bien las cosas en lo personal y en lo profesional, cuando a ella no tanto, o las ganas de llamar la atención, o un absurdo deseo de venganza.
No sé si pretendía recuperarlo y que volviera con ella, aunque de la forma en que lo hizo, irrumpiendo como un elefante en una cacharrería, veo harto difícil que pudiera conseguir algo.
No sé, simplemente, creo que estaba totalmente desequilibrada, como una puta cabra, porque si no, no se entiende que entrara en escena e irrumpiera en la vida de JJ (y, por ende en la mía), dos años después de acabada la relación con él.
Sobre todo, porque la ruptura había sido de mutuo acuerdo, quiero decir que no hubo terceras personas ni grandes dramas; simplemente, la cosa no daba más de sí y decidieron que lo mejor era poner punto y final. Y por cierto, que fue ella la primera que habló de dejarlo.
Por eso no entiendo ese resentimiento tardío. ¿A qué venía ahora todo aquello?
Haberlo pensado bien antes, ¿no? Ahora que cada uno había seguido su camino, no tenía ningún sentido esa irrupción.
Al poco de dejarlo con JJ, Psicópata se había ido a Barcelona a vivir y buscar trabajo.
Quizá pensaba que las cosas allí le irían de puta madre, que acabaría convertida en una ejecutiva agresiva con empresa propia y mucho dinero, con cochazo, ático en el centro y chalet en la playa, más una legión de tíos buenos dándose de hostias por su cuerpo serrano, mientras que JJ acabaría en el paro, pobre, solo y alcoholizado.
Pero no fue así. Ni a ella le fue tan bien ni a JJ tan mal como ella esperaba. Más bien, parece ser que en la Ciudad Condal no se comió una rosca, ni en el ámbito profesional ni en el sentimental.
Así que decidió volver a Valencia, a casa de su mamá... Y ya de paso, a la vida de JJ, a ver qué podía rascar.
A ver cómo le iban las cosas a su ex dos años después.
Y ¡oh, sorpresa!... JJ no había acabado tirado en una esquina. Tenía trabajo y pareja estables.
-Ossssea, qué injussssto, tíaaaaaa, yo muriéndome del asco en Barcelona y a este cabrón todo le sonríe... -Debió de pensar.
Y decidió que eso no podía ser. Ella no podía soportar tanta felicidad ajena.
En fin, no voy a entrar en detalles de cómo lo hizo, ni qué absurdas mentiras inventó Psicópata para desestabilizarnos aún más, porque tampoco quiero airear aspectos íntimos del pasado de mi novio. Creo que ya dije demasiadas cosas en el post anterior y, la verdad, no sé cómo le sentaría si lo supiera. Así que no concretaré, pero si diré que nos hizo una movida muy chunga.
Psicópata vino con ganas de hacer daño. A él... y de rebote, a mí.
Su propósito parecía claro: destrozarnos como pareja.
Hay gente tan retorcida que no puede soportar que a su ex pareja le vayan bien las cosas, ya ves.
La verdad es que, si lo analizo bien, comparada con Psicópata, Lagarta resultó ser un corderito.
Además, si el episodio de Lagarta fue relativamente breve, el de Psicópata se prolongó durante varias interminables semanas.
Aquella tía era como un puto virus. Una víbora venenosa. Y no se iba ni con ácido.
Pero, a diferencia de lo que pasó con Lagarta, donde yo tuve dudas y desconfianza e incluso me alejé durante unos días de mi novio para reflexionar y no ofuscarme, cuando Psicópata entró en escena, desplegando todo su veneno y poder de destrucción, yo cerré filas con JJ.
No tuve la más mínima duda. Teníamos que echar a aquella loca peligrosa de nuestras vidas. Juntos. Era ella o nosotros.
Si con el episodio de Lagarta lo pasé mal, lo de Psicópata ya fue de auténtica pesadilla.
Pero en este caso no me sentía sola, ya que JJ y yo hicimos frente en común.
Recuerdo que le dije, así con ironía, para quitarle un poco de hierro: "Jo, chico, no sé qué les das, pero las tías te persiguen...".
La verdad es que yo lo pasé mal, pero nada comparable al calvario que pasó él. Además, por muchas vueltas que le daba, no podía entender a qué venía aquella actitud tan extrañamente hostil hacia él por parte de Psicópata. ¿Qué le había hecho él para que ella se comportara así? ¿Y por qué ahora, después de 2 años desaparecida? ¿Qué mosca le había picado?
A día de hoy, y va para dos años, aún no hemos conseguido averiguarlo.
Aquello era surrealista no, lo siguiente.
Al final, creo que ella misma se dio cuenta de lo patético de su comportamiento, y de que lo que estaba haciendo no tenía ninguna razón de ser. No sé si todavía le quedaba algo de vergüenza, de dignidad o de humanidad, aunque esto último me cuesta creerlo de ella.
El caso es que, después de varias semanas haciendo cosas realmente ridículas, retorcidas y chungas sin obtener ningún resultado más que quedar en evidencia cada vez más, decidió retirarse con el rabo entre las piernas y desaparecer. ¡Aleluya!
Sé que volvió a Barcelona, de donde jamás debería haber regresado.
Y donde espero que se quede for ever. Lo siento por los catalanes, menuda prenda os lleváis...
Porque os juro que, si me la vuelvo a encontrar alguna vez, donde sea, no respondo de mí. Creo que llevaría mis dedos marcados en su cara de panquemao durante mínimo un mes.
Con esta mala persona (por no utilizar otro calificativo especialmente malsonante) entendí que se puede odiar a alguien a quien apenas conoces.
¡Cuántas veces tuve el impulso de encararme a ella, cruzarle la cara de una buena hostia y decirle del mal que se tenía que morir! Sin ser yo nada de eso...
Pero no quise ponerme a su altura. Preferí que ella, poco a poco fuera poniéndose más y más en evidencia. Que se fuera hundiendo cada vez más en su propio fango, hasta acabar siendo absorbida por él.
Como efectivamente pasó. Aunque tardó... ¡joder, si tardó!
No sería hasta mitad de 2010, y una vez superados los episodios de Lagarta y sobre todo, la tortura de Psicópata, cuando empezaríamos a levantar cabeza y ver la luz al final del túnel.
Y después de todo, hoy puedo afirmar que de aquello salimos reforzados como pareja.
Cuando superas algo así, sin que tu relación acabe tocada de muerte, sabes que tienes muchas posibilidades de que lo vuestro funcione. Y sobre todo, que podréis superar juntos otros obstáculos menores sin grandes problemas.
Y bueno, con esta entrada cierro la serie de "Desastres". Espero que no haya una tercera entrega por mi p ropia salud mental.
*¿Y vosotros? ¿Conocéis algún caso parecido al que cuento aquí? ¿Habéis sufrido en primera persona la intromisión de un@ ex que albergaba malas intenciones o ganas de putear? ¿Qué hicísteis? ¿Por qué creeis que estas personas actúan así? ¿Qué les mueve? Contadme cosas que sabéis que me gusta... :)
Y es que... el otro día fui a ver
Sí, fui a verla al cine, nada de Megaupload... (y a partir de ahora, menos que habrá), que una será un poquillo pirata para la música y los eBooks, pero el cine para mí es un ritual sagrado.
A mí, lo que me mola es ir a la sala, comprarme las palomitas y las chuches, apalancarme en la butaca, esperar a que se apaguen las luces... ¡y a gossssarrrrrr!
Pero, claro, ahora sólo voy un par de veces al mes máximo, porque no está la cosa como para ir todos los fines de semana, así que me toca elegir bien la peli, porque si luego es un truño, siento que he tirado el dinero.
En este caso, la elección estaba clarísima: ver las nuevas andanzas de Sherlock Downey Jr. y su inseparable Dr. Law. :D
Desde que se estrenó, tenía unas ganas locas de verla, después de lo mucho que me gustó la primera.
Y bueno, una vez vistas ambas, me quedo con la primera.
Por varias razones: la primera película es más británica, más victoriana y gótica, más fiel al universo Holmes; transcurre íntegramente en Londres, mientras que la segunda también nos traslada hasta París, Berlín y Suiza, y a mí como que me dispersa; luego, el misterio que tienen que resolver Sherlock y Watson en la primera es más inquietante para mi gusto que el de la segunda; la chica de la primera es la encantadora Rachel McAdams, tan mona ella con su vestido de seda, mientras que en la segunda es... ¡Lisbeth Salander vestida de gitana echadora de cartas!
¡Qué mona!
¿Lisbeth Salander con el pelo largo?
Y no digo que la chica lo haga mal, que lo hace bien, pero no sé, sigo viendo a Lisbeth en cada gesto suyo. ¡Si hasta la voz con la que la han doblado es la misma con la que doblaban a Lisbeth!
Lo más interesante de Sherlock Holmes 2 es que al fin conocemos y vemos en acción al archienemigo de Sherlock, el malvado profesor Moriarty, que en la primera únicamente se le nombraba de pasada y oíamos su voz, nunca veíamos su rostro.
Y el Profesor James Moriarty de Guy Ritchie tiene este rostro, el de Jared Harrys:
Agggh, a mí, este villano no me pone nada. Me da una mezcla de miedito y grima, la verdad. Y si el villano no "pone", aunque sea un poco, mal asunto.
Resumiendo, que aunque me quedo con la primera, la segunda también está bien, la recomiendo, es muy entretenida, aunque hay que estar muy al loro hasta del más mínimo detalle, porque si no, hay muchas cosas que se te escapan y te pierdes y ya no te encuentras hasta el final.
... Y bueno, que ver el tádem que forman Robert Downey Jr. y Jude Law siempre es un gozo para los sentidos... Jurjurjur...
Y a eso voy... Porque, que Sherlock Holmes era un tipo atractivo, sexy, valiente y brillante ya lo sabíamos todas las que crecimos viendo la serie de dibujos animados, aun sin haber leído las novelas de Sir Arthur Conan Doyle.
¿Os acordáis, chicas?
Sí, vale, era un perro, joder. Pero... un perro muy atractivo: con su lupa, su pipa, su pajarita, su flequillo despeinado... Estaba para hacerle un buen favor, ¿a que sí?
Oye, que no soy yo la única friki que tiene varios dibujos animados a los que se tiraría si fueran de carne y hueso.
Y luego, estaba su inseparable compañero, el Dr. Watson:
No he encontrado ninguna imagen en la que salga el Watson perruno a solas, (cosa que nos da una idea de lo segundón que era el pobre en la serie de dibujos), pero como podéis ver y como recordaréis, Watson era un schnauzer bajito, regordete, con un bigote como un felpudo y con una edad próxima a la jubilación. A su lado, el atractivo de Sherlock ganaba enteros por momentos. Las comparaciones siempre son odiosas...
Sherlock era el guapo, el joven, el inteligente, el astuto, el sagaz...
Watson era... su fiel amigo. El madurito con sobrepeso. El que no se comía una rosca, pobre.
Así que, cuando muchos pero que muuuuuuuchos años después, supe que se iba a estrenar una peli sobre las aventuras de la pareja más conocida de Baker Street, enseguida me pregunté quién daría vida a uno y a otro.
Luego me enteré de que sería Robert Downey Jr. quien interpretaría al sabueso Holmes, y la verdad es que me extrañó un poco, pues me imaginaba al detective como un hombre mucho más refinado, más "británico", más caballero, más pulcro y culto. Más como el perro de la serie pero en humano, vamos.
Pero bueno, a pesar de mi sorpresa inicial, aplaudí la elección de Robert Downey para encarnar al detective más famoso de todos los tiempos. ¡Ay, omá!
¡Mooooola!
Robert Downey le daría a Sherlock un toque canalla, sexy, salvaje, poco ortodoxo, caótico y un pelín misógino. Interesante...
Pero casi me caí de culo cuando supe quién era el elegido para dar vida al ceporrillo de Watson.
Seh: Ni más ni menos que mi adorado Jude Law.
¿ Jude Law, el bello, el apolíneo, interpretando a un médico rechoncho y cincuentón?
No me cuadraba nada.
Pensé: lo caracterizarán viejuno, lo afearán, le podrán un bigotazo a lo Julián Muñoz, le pondrán relleno en la tripa, le obligarán a engordar, como le tocó a Matt Damon para protagonizar El soplon
Pero luego resultó que no. Que lo único que le pusieron fue el traje de época victoriana. Con su traje, su chalequito, su bombín, su reloj de bolsillo, su bastón, su bigotito rubio, sus patillas, y esa mirada azul cielo... Uffffff, qué calores cuando lo vi en pantalla... Yo no daba crédito.
¿Pero el Dr. Watson no era viejete? ¿Pero no estaba gordo?
¿Watson era así de guapo?
Y yo sin saberlo...
Guy Ritchie imaginó a su Watson con el cuerpo y el rostro (Dios, qué cuerpo y qué rostro) de Jude Law, tal cual, pero vestido de época. Y con ese humor británico, ese aplomo, esa sensatez, esa flema, esa ironía, esa elegancia que yo le presuponía más a Sherlock que al doctor.
Y con ese tira y afloja continuo con Robert Downey, que da lugar a incontables gags cómicos.
El Dr. Watson de Guy Ritchie es el perfecto caballero inglés, pero además... ¡está para darle un buen revolcón!
Entonces, una de dos: o el creador de los dibujos animados estaba equivocado y nos engañó a todas, pobres incautas, creando una versión errónea e injusta de Watson, o Guy Ritchie se ha pasado por el forro el Watson que creó Sir Arthur Conan Doyle, dándole el rostro de un guaperas como Jude Law.
Yo, lo confieso, no he leído las novelas y sólo tengo la imagen que me dieron los dibujos primero y la peli después.
Así que, por favor: alguien que haya leído las novelas, ¿me puede decir quién tiene razón?
¿El Dr. Watson estaba ASÍ de bueno?
*_*
Y para acabar, os dejo el trailer de la segunda peli...
...y la cabecera de la serie de dibujos. "Sherlock Homes es el único y genial...".
Qué recuerdos, ¿verdad?
Sí, como bien dice el título, el post de hoy va sobre es@s ex que, un día, de repente, y sin motivo aparente, regresan a tu vida con ganas de fastidiar, de hundir tu actual y feliz relación de pareja y, en definitiva, con el firme propósito de hacer daño. Mucho. Y no sólo a ti, sino también a tu pareja. Daños colaterales, vamos.
No hablo de l@s ex pesaditos que regresan a veces para dar un poco el coñazo, hacen el ridículo más que otra cosa y luego se van sin causar mayores problemas.
No. Hablo de los ex psicópatas, malvados, obsesivos, retorcidos. Gente resentida que alberga verdaderas malas intenciones y mucho odio hacia su ex pareja.
Y es que, es alucinante cómo pueden cambiar los sentimientos, cómo del amor al odio hay sólo un paso y cómo esa persona que te quiso tanto, puede después sembrar tanto daño y acumular tanto veneno.
Este post es la continuación del anterior . Y es que, ahora que lo pienso, en aquellos primeros meses del 2010, no sé si me (o nos) miró todo un circo de tuertos o qué, porque... ¡vaya telita!
Después del absurdo y desestabilizador episodio de Lagarta, (para los nuevos, leer esta entrada), yo pugnaba por que mi relación de pareja no se fuera definitivamente al traste, intentaba superar mis celos e inseguridades y mantener a raya esa maligna vocecilla interior que a veces me llenaba la cabeza de pensamientos delirantes sobre una posible infidelidad de mi pareja.
Pues bien, cuando ya pensaba que nada peor podría ocurrir, que nadie más podría interponerse entre nosotros y nuestra felicidad y hacer tambalearse todavía más los cimientos de nuesta relación, entonces.... redoble de tambores...¡tachánnnnnnnn!
Entonces, llegó ella.
Efectivamente, ella, a quien a partir de ahora llamaremos Psicópata, por razones obvias, era la ex de JJ. Ella era (es) una mala persona, desequilibrada, neurótica, mentirosa y manipuladora. Sí, lo peor de lo peor.
De esas personas que es mejor tener bien lejos.
Lo más flipante de todo el asunto es que esta tía no era la ex inmediamente anterior, ni JJ la había dejado para irse conmigo, razón por la cual podría entenderse que estuviera despechada, que sintiera resquemor...
No, Psicópata era la ex anterior a la última, y la relación entre ambos había acabado unos dos años antes de toda esta historia.
Nada hacía presagiar que esta tipa entraría en escena pasado tanto tiempo y sin un motivo real.
Pero lo hizo. Reapareció y aún hoy no sé (no sabemos) a ciencia cierta con qué oscuras intenciones.
No sé si la movía el despecho, o los celos de ver que a su ex novio le iban bien las cosas en lo personal y en lo profesional, cuando a ella no tanto, o las ganas de llamar la atención, o un absurdo deseo de venganza.
No sé si pretendía recuperarlo y que volviera con ella, aunque de la forma en que lo hizo, irrumpiendo como un elefante en una cacharrería, veo harto difícil que pudiera conseguir algo.
No sé, simplemente, creo que estaba totalmente desequilibrada, como una puta cabra, porque si no, no se entiende que entrara en escena e irrumpiera en la vida de JJ (y, por ende en la mía), dos años después de acabada la relación con él.
Sobre todo, porque la ruptura había sido de mutuo acuerdo, quiero decir que no hubo terceras personas ni grandes dramas; simplemente, la cosa no daba más de sí y decidieron que lo mejor era poner punto y final. Y por cierto, que fue ella la primera que habló de dejarlo.
Por eso no entiendo ese resentimiento tardío. ¿A qué venía ahora todo aquello?
Haberlo pensado bien antes, ¿no? Ahora que cada uno había seguido su camino, no tenía ningún sentido esa irrupción.
Al poco de dejarlo con JJ, Psicópata se había ido a Barcelona a vivir y buscar trabajo.
Quizá pensaba que las cosas allí le irían de puta madre, que acabaría convertida en una ejecutiva agresiva con empresa propia y mucho dinero, con cochazo, ático en el centro y chalet en la playa, más una legión de tíos buenos dándose de hostias por su cuerpo serrano, mientras que JJ acabaría en el paro, pobre, solo y alcoholizado.
Pero no fue así. Ni a ella le fue tan bien ni a JJ tan mal como ella esperaba. Más bien, parece ser que en la Ciudad Condal no se comió una rosca, ni en el ámbito profesional ni en el sentimental.
Así que decidió volver a Valencia, a casa de su mamá... Y ya de paso, a la vida de JJ, a ver qué podía rascar.
A ver cómo le iban las cosas a su ex dos años después.
Y ¡oh, sorpresa!... JJ no había acabado tirado en una esquina. Tenía trabajo y pareja estables.
-Ossssea, qué injussssto, tíaaaaaa, yo muriéndome del asco en Barcelona y a este cabrón todo le sonríe... -Debió de pensar.
Y decidió que eso no podía ser. Ella no podía soportar tanta felicidad ajena.
En fin, no voy a entrar en detalles de cómo lo hizo, ni qué absurdas mentiras inventó Psicópata para desestabilizarnos aún más, porque tampoco quiero airear aspectos íntimos del pasado de mi novio. Creo que ya dije demasiadas cosas en el post anterior y, la verdad, no sé cómo le sentaría si lo supiera. Así que no concretaré, pero si diré que nos hizo una movida muy chunga.
Psicópata vino con ganas de hacer daño. A él... y de rebote, a mí.
Su propósito parecía claro: destrozarnos como pareja.
Hay gente tan retorcida que no puede soportar que a su ex pareja le vayan bien las cosas, ya ves.
La verdad es que, si lo analizo bien, comparada con Psicópata, Lagarta resultó ser un corderito.
Además, si el episodio de Lagarta fue relativamente breve, el de Psicópata se prolongó durante varias interminables semanas.
Aquella tía era como un puto virus. Una víbora venenosa. Y no se iba ni con ácido.
Pero, a diferencia de lo que pasó con Lagarta, donde yo tuve dudas y desconfianza e incluso me alejé durante unos días de mi novio para reflexionar y no ofuscarme, cuando Psicópata entró en escena, desplegando todo su veneno y poder de destrucción, yo cerré filas con JJ.
No tuve la más mínima duda. Teníamos que echar a aquella loca peligrosa de nuestras vidas. Juntos. Era ella o nosotros.
Si con el episodio de Lagarta lo pasé mal, lo de Psicópata ya fue de auténtica pesadilla.
Pero en este caso no me sentía sola, ya que JJ y yo hicimos frente en común.
Recuerdo que le dije, así con ironía, para quitarle un poco de hierro: "Jo, chico, no sé qué les das, pero las tías te persiguen...".
La verdad es que yo lo pasé mal, pero nada comparable al calvario que pasó él. Además, por muchas vueltas que le daba, no podía entender a qué venía aquella actitud tan extrañamente hostil hacia él por parte de Psicópata. ¿Qué le había hecho él para que ella se comportara así? ¿Y por qué ahora, después de 2 años desaparecida? ¿Qué mosca le había picado?
A día de hoy, y va para dos años, aún no hemos conseguido averiguarlo.
Aquello era surrealista no, lo siguiente.
Al final, creo que ella misma se dio cuenta de lo patético de su comportamiento, y de que lo que estaba haciendo no tenía ninguna razón de ser. No sé si todavía le quedaba algo de vergüenza, de dignidad o de humanidad, aunque esto último me cuesta creerlo de ella.
El caso es que, después de varias semanas haciendo cosas realmente ridículas, retorcidas y chungas sin obtener ningún resultado más que quedar en evidencia cada vez más, decidió retirarse con el rabo entre las piernas y desaparecer. ¡Aleluya!
Sé que volvió a Barcelona, de donde jamás debería haber regresado.
Y donde espero que se quede for ever. Lo siento por los catalanes, menuda prenda os lleváis...
Porque os juro que, si me la vuelvo a encontrar alguna vez, donde sea, no respondo de mí. Creo que llevaría mis dedos marcados en su cara de panquemao durante mínimo un mes.
Con esta mala persona (por no utilizar otro calificativo especialmente malsonante) entendí que se puede odiar a alguien a quien apenas conoces.
¡Cuántas veces tuve el impulso de encararme a ella, cruzarle la cara de una buena hostia y decirle del mal que se tenía que morir! Sin ser yo nada de eso...
Pero no quise ponerme a su altura. Preferí que ella, poco a poco fuera poniéndose más y más en evidencia. Que se fuera hundiendo cada vez más en su propio fango, hasta acabar siendo absorbida por él.
Como efectivamente pasó. Aunque tardó... ¡joder, si tardó!
No sería hasta mitad de 2010, y una vez superados los episodios de Lagarta y sobre todo, la tortura de Psicópata, cuando empezaríamos a levantar cabeza y ver la luz al final del túnel.
Y después de todo, hoy puedo afirmar que de aquello salimos reforzados como pareja.
Cuando superas algo así, sin que tu relación acabe tocada de muerte, sabes que tienes muchas posibilidades de que lo vuestro funcione. Y sobre todo, que podréis superar juntos otros obstáculos menores sin grandes problemas.
Y bueno, con esta entrada cierro la serie de "Desastres". Espero que no haya una tercera entrega por mi p ropia salud mental.
*¿Y vosotros? ¿Conocéis algún caso parecido al que cuento aquí? ¿Habéis sufrido en primera persona la intromisión de un@ ex que albergaba malas intenciones o ganas de putear? ¿Qué hicísteis? ¿Por qué creeis que estas personas actúan así? ¿Qué les mueve? Contadme cosas que sabéis que me gusta... :)
25 de enero de 2012
Sobre celos, lagartas y otros desastres
Maullando sobre... anécdotas felinas, bajón, bloggeando, desamor, la vida es así, odio feroz, reflexiones gatunas, vida de pareja, Yo misma, Él
¡Oh, mi Señor! Cuidado con los celos. Son el monstruo de ojos verdes que se burla de la carne de la que se alimenta...
William Shakespeare - Otelo.
Atención, pregunta: ¿Os consideráis personas celosas? ¿Mucho, poco, nada, lo normal... o rayando la paranoia? Me refiero, por supuesto, a celos en el terreno amoroso.
Creo que todo el mundo, quien más, quien menos, ha sufrido alguna vez en sus carnes esa sensación, esa angustia, esa desazón. Todos, en mayor o menor medida, hemos sido víctimas del "monstruo de ojos verdes". Esa bestia que nos corroe por dentro, que nos envenena, que nos ofusca con pensamientos negativos a veces erróneos, pudiendo dar al traste con una relación que era sana y sin engaños.
Los celos, en mi opinión, se deben en muchos casos a la propia inseguridad de la persona, pero también a esa sensación de posesión que produce el amor. Sentimos que poseemos a esa persona, que nos pertenece de alguna forma, que está atada a nosotros por un hilo invisible, sólo porque nos ama y porque nosotros la amamos.
Y no queremos perderla, tememos que se enamore de otra persona, que nos deje y se vaya, y es entonces cuando los celos entran en escena.
Hay celosos, celosillos y CELOSOS. Estos últimos serían estas personas con una inseguridad tan grande que sienten celos patológicos ante cualquier tontería. En el más mínimo detalle ya ven una posible infidelidad de su pareja.
Si ven a su pareja hablando animadamente con alguien del sexo contrario, ya se ponen histéricos y ven cuernos por todas partes.
Si, andando por la calle junto a su pareja se cruzan con alguien del sexo contrario especialmente atractivo, ya empiezan a sentirse totalmente inseguros y a imaginar que su pareja está desnudando con los ojos al/la atractiv@ desconocid@. Y aunque que así fuera... El hecho de que l@ esté mirando (o admirando) no quiere decir que necesariamente se vaya a enamorar de esa persona desconocida. A todos nos gusta admirar la belleza, ¿no? ¿Es eso una traición? ¿Es eso una infidelidad?)...
Yo creo que soy celosa en un grado normal. Ni mucho ni poco.
Además, creo que sentir unos pocos celos es incluso bueno. Significa que esa persona te importa. Pero claro, de ahí a tenerla todo el día controlada y montándole numeritos a la más mínima gilipollez, pues eso ya raya lo patológico.
En mi caso, si me dan verdaderos motivos, razones de peso, pues sí, claro que lo paso mal. Claro que me pongo celosa. Pero no soy de montarme películas ni nada de eso. Creo que, en ese sentido, tengo bastante autocontrol y he sabido enfrentar bastante bien mis propios celos para no dejar que me nublaran el pensamiento.
Recuerdo que, hace ahora dos años, viví una experiencia en la que me tocó lidiar, y mucho, con mis celos.
En aquella época, mi novio JJ y yo llevábamos año y medio de relación y estábamos viviendo juntos. Las cosas nos iban bien, no había nada raro.
O al menos, eso creía yo.
JJ es una persona muy agradable, muy sociable, es muy simpático, muy dicharachero; enseguida se pone a hablar con todo el mundo, cae bien a la gente y además es muy atento. De ahí que suela hacer buenas migas especialmente con el sector femenino. Tiene amigos, pero también tiene muchas amigas.
Y aparte de todo eso, pues está mal que yo lo diga, pero es un chico que no pasa desapercibido: es muy alto, es fuerte, de cara es muy guapo... (Qué voy a decir yo, ¿no? xD). En serio, no soy la única que piensa que físicamente está bien.
El caso es que nunca le han faltado tías revoloteando a su alrededor. Pero mientras sea en plan de amigos, a mí no me importa, como si quiere tener dos millones de amigas.
El problema viene cuando una de esas amigas o conocidas quiere ir más allá.
Y eso fue lo que pasó a principios de 2010.
Él, por su trabajo, se relaciona con mucha gente, y en aquella época conoció a una tía que, literalmente, lo enfiló.
El caso es que esta chica, a la que a partir de ahora llamaremos Lagarta, estaba atravesando una mala racha porque había fallecido su padre recientemente. Y JJ siempre ha sido muy de animar a la gente cuando están mal, de preguntar cómo están, etc, y con esta chica, obviamente, no hizo ninguna excepción.
Un par de SMS y de e-mails por parte de mi novio preguntándole cómo se encontraba, dándole ánimos, etc., bastaron para que Lagarta se montara una película y empezara a acosar a mi chico con e-mails cada vez más subiditos de tono.
Sí, parece que el luto por la muerte de su padre le duró bien poco. En seguida le entraron unas ganas locas de follarse a MI novio. A todo esto, yo sin enterarme de nada, of course.
Hasta que un día, no me preguntéis cómo, le pillé uno de los e-mails que ella le había enviado.
Cuando lo leí, me quise morir, claro. En aquel e-mail, Lagarta le decía que lo estaba pasando muy mal, que lo echaba de menos, que él había sido muy bueno con ella y muy atento, y que qué suerte tenía su novia -osasé yo- de tener a un chico como él. Que cómo desearía poder dormir todas las noches abrazada a él, besarle y... "todo" lo demás. Qué ganas de sentir su cuerpo junto al de mi novio.
Que ella sabía perfectamente que él tenía novia, y sabía que él quería a su novia; pero que ella, en su desesperación, se conformaba con las migajas, con algún encuentro furtivo y apasionado. Si él quería.
...
Casi caigo redonda al suelo. Me quedé helada. Aquello me desbordaba, nuca me había visto en una situación similar. No sabía qué hacer, cómo actuar.
Si le pedía explicaciones a JJ, él podía reprocharme, y con razón, que había entrado en su correo.
Así que, en un principio, no le dije nada. Pero no sabía cuánto aguantaría así.
Pasó un día, pasaron dos... Y yo, cada vez más rara y más mohína. Pasaron tres, pasaron cuatro... Y yo, cada vez más autista.
Hasta que él me preguntó si me pasaba algo. Y se lo conté.
Como ya imaginé, se mosqueó bastante por haberle cotilleado el correo. Me sentí tan ridícula...
Aun así, yo no me eché átrás y le exigí una explicación. ¿Quién era esa tía y por qué quería tirarse a mi novio?
Y sobre todo: ¿había pasado "algo" entre ellos, más allá de las ganas de ella?
JJ me dijo que no había pasado nada entre ellos dos y que no iba a pasar nada en un futuro. Él no quería nada con ella. No estaba para nada enamorado de Lagarta, había sido ella la que se lo había montado todo en su cabeza. Él sólo había intentado ser amable con ella por todo el drama familiar que estaba atravesando, pero nunca tuvo en mente liarse con ella, porque me quería sólo a mí, y blablabla...
Entonces le pregunté por qué no me había dicho nada de toda esa historia y cuánto tiempo había durado ésta.
La historia había durado apenas un mes, y realmente intercambiaron, como mucho, 7 u 8 e-mails. Cuando los de ella empezaron a subir de tono, JJ dejó de contestarle. Hasta que le envió un último e-mail diciéndole que se había confundido con él, que lo lamentaba pero él quería a su novia y no buscaba nada con ella más que ser amable. Ella contraatacó, pero mi novio acabó por bloquearla.
Bueno, pues ésa era la versión que me dio mi novio. ¿Le creía o no le creía? He ahí la cuestión...Yo no sabía qué creer.
JJ me dijo que no había querido contarme nada porque todo había sido una película que se había montado Lagarta y que no tenía sentido que yo lo pasara mal por algo que no era real.
Le pedí entonces pruebas de que realmente no había pasado nada entre ambos. Y JJ me enseñó todos los e-mails que se habían enviado.
Realmente, los de él eran todos muy normales, sin nada que hiciera entrever que podía haber algo más. Simplemente, eran correctos y amistosos.
Los de ella, no. Los de ella eran cargas de profundidad. Auténticas proposiciones bastante deshonestas.
El caso es que, a pesar de las pruebas, no se me fue el mosqueo de un día para otro. Los celos no se disiparon así como así. Seguía teniendo la mosca detrás de la oreja.
Pasé unas semanas muy malas, emparanoiada y muy obsesionada, viendo fantasmas por todas partes.
Lloré mucho aquellos días. Sufrí lo que no está escrito.
Apenas si podía concentrarme en el trabajo. Evitaba poner la radio y escuchar canciones de desamor que me destrozaran todavía más.
Aunque dormíamos juntos, yo sentía que él estaba a miles de kilómetros. Y además, él también estaba raro, supongo que molesto por mi intromisión en su correo.
Tenía pesadillas en las que él se iba con otra y me dejaba. Me despertaba sobresaltada, con el corazón a mil por hora y empapada en sudor.
También tuve la tentación de cotillearle el correo otra vez. Y el móvil, el Facebook...
Pero me contuve, afortunadamente. No quería volver a entrometerme en su intimidad, no sería justo. A mí no me hubiera gustado que me lo hubieran hecho.
Intenté no perder la dignidad. Intenté confiar en él como me había pedido.
Pero costaba mucho, vaya si costaba. Lagarta había abierto una brecha entre nosotros. Y la sombra de la duda seguía ahí.
Y fue en aquella época, justamente, cuando abrí este blog. No fue una relación causa-efecto, en plan "estoy jodida y necesito desahogarme contándolo en un blog". De hecho, nunca hasta ahora, y va para los dos años, había hablado aquí de toda esta historia.
Como necesitaba distraerme y no pensar en toda aquella movida para no obsesionarme más todavía, para no volverme loca de remate, empecé a leer muchos blogs, a seguir algunos, a comentar en otros tantos... Vi que a todo el mundo le pasaban movidas. No era yo la única.
Y así, una noche, decidí abrir yo el mío propio. Y bueno, el resto ya lo sabéis.
Abrir el blog fue una de las mejores decisiones que he tomado nunca. Este blog tuvo -y sigue teniendo- un efecto muy terapéutico para mí.
Escribir en él, leer lo que otros contaban en sus blogs, darles mi opinión en forma de comentario, etc, me distrajo la mente y, poco a poco, empecé a olvidar todo aquello.
Y con el paso de los días, todo fue volviendo a la normalidad de la que nunca debía haber salido. JJ volvía a estar súper cariñoso conmigo, atento, detallista, alegre; como era y es.
De nuevo me decía lo mucho que me quería y que no quería perderme por nada del mundo. De nuevo volvíamos a se nosotros dos. Sin celos, sin malos rollos, sin intromisiones, sin terceras personas.
Y bueno, aquello, por suerte, ya pasó. Ahora, lo recuerdo y no me parece que sea para tanto, pero lo pasé muy mal entonces.
De aquella experiencia un tanto traumática me llevo dos cosas muy positivas: por un lado, haber sabido superar juntos ese escollo tan grande que se abrió entre nosotros como pareja, y por el otro, haberme decidido a abrir este blog, que tanto me ayudó en aquellos días tan nefastos... Y que sigue dándome tantas alegrías.
*¿Y vosotros? ¿Sois celosos? ¿Creéis que los celos son sempre un cáncer para la relación, o que unos pocos y bien controlados siempre son positivos? ¿Habéis vivido alguna experiencia parecida a la mía? ¿Cómo salió todo?
Hace unos días leí en la prensa que Glenn Close es posible candidata al Oscar (eso con el permiso de Meryl Streep, claro), por su interpretación, en el film Albert Nobbs, de una mujer que se hace pasar por hombre en la Irlanda del siglo XIX.
Sería la primera estatuilla dorada para Close, después de 5 veces nominada. Aunque todo apunta a que será Meryl Streep y su interpretación de Mrs.Thatcher en La Dama de Hierro quien se lleve el gato al agua. O el Oscar a la saca.
Ahora me vienen a la mente el personaje de Julie Andrews en ¿ victor o victoria y el de Gwyneth Paltrow en Shakespeeare in Love pero hay más.
En fin, que me voy del tema... Todo este rollo viene porque, en más de una ocasión, me he preguntado cómo hubiera sido mi vida si hubiera nacido con el cromosoma Y.
En qué hubiera cambiado todo de haber nacido varón en vez de mujer.
Sí, yo es que a veces me hago estas reflexiones tan surrealistas... Pero sé que no soy la única que se ha hecho tal reflexión.
Es que me parece flipante cómo algo tan arbitrario como pertenecer a uno u otro sexo puede condicionar tantas cosas. En realidad, cómo lo cambia todo. Hasta la misma forma de ver el mundo.
Vaya por delante que me considero muy femenina, que estoy encantada con mi condición de mujer y con muchas de las cosas que ello conlleva, como la posibilidad de traer hijos al mundo, que me encanta arreglarme, ponerme guapa, y todas esas cosas supuestamente tan femeninas, porque soy una friki de la cosmética y me vuelven loca los potingues y los trapitos... Vamos, que estoy feliz como una perdiz con el sexo que me tocó en la lotería de la vida.
Pero, si lo pienso bien, y pongo en una balanza las ventajas de ser hombre y las de ser mujer... la verdad es que, nenas, ser mujer es una putada,... la mayoría de las veces.
Ser tío es mucho más fácil, sin duda.
1. En el tema íntimo, sexual y reproductivo:
-Ellos pueden hacer pis de pie. ¿Por qué Dios no nos dio a nosotras esa facilidad, joder?
Ah, claro... ¡porque Dios es hombre!
Ellos pueden mear casi donde quiera n. (Algunos esto se lo toman demasiado al pie de la letra, pero el hecho de que lo tengan tan fácil no significa que eso se deba hacer en cualquier lado o en cualquier pared. Hombre, ya).
Pero sí, ellos sólo tienen que bajarse la bragueta y poco más.
Nosotras tenemos casi que desnudarnos de cintura para abajo, por lo que necesitamos un habitáculo íntimo, con puerta que CIERRE BIEN, y a ser posible, con un WC LIMPIO.
Eso ya es pedir mucho, lo sé.
Pero es que luego hay que sentarse ahí. Y a ver quién tiene valor...
Por mucho que empapeles la taza con papel higiénico, hay que echarle un par.
Cuántas veces me ha tocado hacer pis en una baño público, casi levitando, en cuclillas, con las piernas temblándome más que a la Duquesa de Alba en unVibrapower con el abrigo en una mano, el bolso colgado del cuello y con la otra mano apoyada en la puerta que, por supuesto, NO CIERRA. Y como yo, todas vosotras, seguro.
Luego, ellos no podrán vivir en sus carnes la "mágica experiencia" de traer un niño al mundo, vale. Pero a cambio:
-Se libran del coñazo que supone tener la regla cada mes durante un porrón de años de su vida: dolor de ovarios, hinchazón, jaqueca, mareos, náuseas, dolor e hinchazón de los pechos, retención de líquidos, mal humor, dramaqueenismo elevado al cuadrado o lo que es lo mismo, síndrome premenstrual, ansia viva por zampar chocolate y similares...
Por no hablar del gasto importante en compresas y tampones (bueno, eso, las que no utilizan la copa menstrual que yo, desde que me la descubrieron, estoy encantada con ella. Es el mejor invento ever. Al menos, para la menstruación, claro).
-Se libran de las molestias de la menopausia. Los calores, los ahogos, engordar una tonelada, los picores justo ahí, etc.
-Se libran de los embarazos y los partos. Lo que supone que su cuerpo no se ve sometido a la bomba hormonal de un embarazo, con sus náuseas, su barrigoncio que crece y crece, sus tobillos hinchados, su engordar dos toneladas, su celulitis, su hinchazón de tetas por la leche, su diabetes gestacional, y un larguíiiiiisimo etc. ¡9 meses dan para mucho!
Y luego, está el capítulo del parto, que eso ya pasa de heavy a heavy metal. Que si epidural, que si cesárea, que si esto y lo otro...
Y después, la depresión post-parto... Que también te puede pasar.
-Se libran del acojone y estrés con el que vivimos la mayoría de las chicas durante muchos años por la posibilidad de quedarnos embarazadas en un momento en el que no lo deseamos. Que levante la mano la que no ha rezado a todos los santos que conocía cuando la regla se le retrasó una semana después de una sesión de sexo no todo lo segura que debiera haber sido. (Y luego el retraso era por el estrés de los exámenes. xD).
*Por el contrario, y aquí salimos nosotras ganando:
-Su excitación sexual es bastante más evidente que la nuestra.
-Ellos, como "machos alfa", sienten la presión psicológica de ser los fucking amos en la cama, de estar a la altura de las expectativas, de aguantar un tiempo mínimo, de que ESO se venga bien arriba y no se baje antes de tiempo, y de que el tamaño de ESO sea más que aceptable.
-A ellos les es más difícil fingir un orgasmo... y que resulte creíble. Aunque para mí esto no es ventaja, porque creo que fingir que algo te ha encantando cuando lo has pasado peor que un emo en EuroDisney, es de ser idiota. Creo que la confianza en la pareja está para algo. Y las cosas se pueden decir de muchas maneras. Pero bueno... hay casos y casos.
-En el plano de la indumentaria, la higiene personal, la imagen y la cosmética:
-Ellos no gastan en sujetadores. No tienen que preguntarse si son copa A, B, C, D...
La única copa que conocen es la del Rey, la de la UEFA y el cubata de los sábados noche.
-Ellos pueden llevar los mismos vaqueros y camisa durante años o décadas. No pasa nada. Nosotras parece que tenemos que renovar nuestro armario cada temporada para ser aceptadas por nuestras congéneres.
-Ídem con los zapatos.
-Ellos no se tienen que preocupar de si la minifalda es demasiado corta, de si les hace las piernas gordas, etc. Nosotras, sí.
-Ellos no se tienen que preocupar de si van bien depilados. Esto daría para un capítulo aparte: ellos NO tienen que depilarse si no quieren. Dios, ¡¡¡si es que ya sólo por eso querría ser hombre!!!
-Ellos no sufren la tortura de los tacones. A menos que sean drag-queens, claro.
-Ellos no se tienen que preocupar de si se les transparenta el sujetador bajo la blusa o de si se les marcan los pezones por el frío.
-A ellos no les miran al escote antes que a la cara.
-A ellos nadie les dirá nunca: ¡Míralo, si es que se viste para provocar!
-Ellos pueden prescindir del tanga, invento infernal. Es más, mejor que prescindan de él. No es algo que les suela quedar bien. Nosotras, en cambio, para según qué prendas, es mejor llevar tanga que no bragas. Y sí, sentir ese grrrrrrraaaaaan "placer" que provoca llevar un hilo ahí incrustado durante horas.
-Ellos no tienen que maquillarse, con el ahorro de dinero y de tiempo que eso supone.
En este sentido, debo decir que a mí me apasiona todo lo que tenga que ver con el maquillaje y la cosmética, que no salgo de casa sin maquillar aunque sea sólo con rímmel y colorete, que me lo paso bien maquillándome y que me puedo ver 50 tutoriales de make up en Youtube como una campeona. Pero reconozco que no tener que maquillarse nunca tiene que ser la hostia.
-Ellos pueden ir sin peinar. ¿Qué pasa?
-Ellos se quedan calvos y nadie se les va a quedar mirando extrañado. En cambio, una mujer calva llama bastante más la atención.
-A ellos les salen canas siendo jóvenes y resultan sexys. A nosotras nos salen canas siendo jóvenes y nos las tenemos que teñir para no parecer viejas castañeras desaliñadas.
-Ellos pueden estar sin afeitarse días y días. Es lo que llamamos "barbita de X días". Y es taaaaaan sexy... Es más, ellos pueden tapar marcas de acné o cicatrices con la barba. Nosotras, no. Bueno, o sí, pero yo preferiría llevar marcas del acné a ser la mujer barbuda. No sé vosotras...
-Ellos pueden estar gordos, pero se dice que están recios, grandotes, fortachones, macizos, hermosotes, etc... Tú, mujer, estás gorda y se te considera gorrrrrrrrda.
-Ellos pueden tener tripa cervecera que no se vean ni los pies. Tú sufres si te sale el más mínimo michelín.
-Ellos no saben que en el baño habita una infernal criatura llamada "báscula". Tú la temes y la odias a partes iguales.
-Ellos no harán dieta, a menos que se lo prescriba un médico por razones de salud. Nosotras... que levante la mano la que nunca ha estado a dieta. Y nunca es NUNCA.
-Ellos no saben cuántas calorías tiene una bolsa de Ruffles Jamón o una lata de cerveza. Tú sabes perfectamente que tienen 500 y 150 kcal, respectivamente, lo que las convierte en alimentos casi prohibidos o muy restringidos.
(. ..Y todo eso, sin entrar en cuestiones más serias, como el hecho de que, en general, las mujeres cobremos menos que los hombres ocupando un mismo puesto o desempeñando funciones similares, o que nos cueste mucho más que a ellos/vosotros acceder a cargos de responsabilidad, o que nos sea bastante más difícil conciliar vida familiar y vida laboral, etc).
En fin, no recuerdo más cosas, pero con estas yo creo que es más que suficiente. Y la balanza, definitivamente, se inclina bastante más del lado masculino.
Aun así, repito, "cómo me gusta ser mujer", que diría algún anuncio chorra de compresas. "¿A qué huelen las nubes?, sum sum, sum sum".
No, en serio, debo de ser masoca, porque, a pesar de todo, sigo encantada de ser chica.
Alucinante...
*Bueno, lo de siempre. Si queréis añadir más cosas a la lista, ¡ya sabéis! Comentadme...
Y los chicos que creáis que la vida es muuuuucho más fácil para nosotras (¡dónde va a parar!), también podíais argumentarme por qué lo creéis.
¡Besos y feliz inicio de semana! ^^
Lo
Muchas son las personas que se cruzan en nuestro camino a lo largo de la vida.
Algunas, la mayoría, pasan de puntillas, sin pena ni gloria, apenas tocan nuestro corazón, y un día desaparecen del camino tan silenciosamente como llegaron, sin que apenas nos demos cuenta ni lamentemos excesivamente su marcha.
Tan sólo unas pocas consiguen ser realmente importantes para nosotros, llegar más allá, dejar una huella imborrable en nuestro corazón; un recuerdo que perdurará para siempre, ya sea para bien o para mal.
Algunas de esas personas se quedan con nosotros durante mucho tiempo, incluso para siempre; otras, en cambio, se van dejándonos una terrible sensación de vacío... (O un gran alivio, depende).
Cuando conocemos a alguien, es muy difícil determinar en ese primer encuentro de qué forma y en qué grado esa persona va a influir en nuestra existencia. Si va a ser importante o símplemente una más; si llegará a ser un gran amigo o amiga , un buen compañero, o incluso el amor de nuestra vida. O si, por el contrario, esa persona nos hará tanto daño y será tan negativa que sólo desearemos tenerla muy lejos.
Dicen que, a menudo, la primera impresión es la que cuenta. Aunque yo soy más de las que creen que no se debe juzgar un libro por su cubierta. En mi opinión, antes de extraer conclusiones precipitadas, hace falta un tiempo para conocer bien a la persona en cuestión, compartir vivencias, hablar, debatir, saber cómo reacciona ante determinadas situaciones, cómo se comporta con nosotros en lo bueno y en lo malo, saber cómo piensa, qué siente, qué opina de esto o aquello. Sólo entonces podremos conocerle bien, saber cómo es y estaremos en disposición de entregarle nuestra confianza y hacerle un sitio definitivo en nuestro corazón.
O al revés: desterrarla para siempre de nuestra vida.
Porque, ¿quién nos iba a decir que ese chico o esa chica a priori tan tímid@ y poco interesante, que incluso nos pareció insoportable en un principio, se convertiría en nuestr@ mejor amig@ y mayor confidente? ¿Cómo íbamos a imaginar que nos acabaríamos enamorando locamente de aquel chico o aquella chica que apenas llamó nuestra atención en un primer encuentro? ¿Cómo adivinar entonces que esa persona que tan bien nos caía, que nos dio tan buenas vibraciones, nos iba a traicionar de esa forma?
Es habitual que, una vez pasado el tiempo, nos sorprendamos al ver cómo han cambiado las cosas, cómo evolucionan los sentimientos y los gustos, y cuán equivocados estábamos.
Sin embargo, existen también las corazonadas... Y todos las hemos tenido en alguna ocasión. No me preguntéis cómo o por qué ocurre; pero a veces, al conocer por primera vez a alguien sentimos "algo", un pálpito, una intuición, una llamada de atención del subconsciente, que nos dice que esa persona es especial, que va a ser muy importante para nosotros, y una fuerza invisible nos empuja hacia ella con una atracción que no podemos reprimir por mucho que queramos.
Otras veces, ocurre justo al revés: una señal de peligro aparece en nuestra mente, como un mecanismo de defensa que nos advierte de que esa persona no nos va a traer nada bueno, que sólo nos va a acarrear problemas o sufrimiento, y que lo mejor será que la mantengamos bien alejada de nosotros.
Y las veces en que eso sucede, en uno u otro caso... es poco probable que nos equivoquemos.
Yo, al menos, rara vez me he equivocado cuando he tenido una de esas corazonadas con alguien a quien acababa de conocer.
Me ha pasado unas cuantas veces, tanto en un caso como en el otro.
Una de ellas, la más importante, la que nunca olvidaré, tuvo lugar hace ahora 4 años.
Jamás hubiera imaginado que algo así me fuera a pasar a mí, jamás pensé que yo pudiera vivir algo similar; que mi vida, hasta entonces tranquila y un tanto gris, se iba a ver trastornada por completo a raíz de aquel encuentro.
Y sin embargo, en el primer momento en que nuestras miradas de cruzaron, aquella tarde de diciembre, mientras mi corazón se aceleraba como nunca antes y todo a mi alrededor desaparecía excepto tú, en ese mismo instante, supe que tú eras la persona que había estado esperando tanto tiempo y que habías venido a sacarme de la nada anodina en la que vivía cómodamente instalada.
Me pareciste la encarnación de un sueño lejano.
Y entendí que ya nada sería igual a partir de aquel día.
Ya no podría escapar de aquella fuerza invisible que me empujaba a buscarte aun a riesgo de equivocarme y hacer daño a otros, o incluso a mí misma.
Nada podía hacer.
Esta vez, el corazón ganaría la partida a la razón, y de nada serviría resistirse o buscar un lugar donde esconderse.
Aquella tarde de invierno, alguien a mi lado me hablaba sin parar, pero yo no podía escucharle, porque sólo te veía a ti. Y, al mirarte, supe que aquel encuentro estaba escrito en alguna parte, y que al fin, la vida había unido nuestros caminos.
Estaba casi segura de todo lo que iba a pasar a continuación, como si lo hubiera visto ya en alguna parte, como si lo hubiera soñado antes.
Y deseaba que nos pasara, aun sabiendo que podría salir mal.
No sabes cómo te echaba ya de menos, no imaginas cómo te deseaba, cuánto te quería, sin conocerte siquiera...
Con lo que me mola a mí el cine, y sobre todo, con lo que disfruta servidora tragándose las galas de premios de cine más glamourosas, -Goya, Globos de Oro, Oscar..., con sus alfombras rojas/verdes, esos vestidazos de ensueño, los patinazos más sonados, (que haberlos haylos), las luces, la elegancia, el lujo, el glamú, y toda esa parafernalia,... y me doy cuenta ahora de que nunca he escrito en este blog sobre este tema.
Y eso no pue' ser, María Teresssssaaaaaa... que diría Jaime Peñafiel.
Así que, aunque soy consciente de que a estas alturas ya habrá millones de entradas y reseñas sobre los Globos de Oro y la Red Carpet, escritas por gente más entendida en cine y moda, y con más criterio y mejor gusto que yo, no quiero dejar pasar esta oportunidad de hacer mi particular reseña de lo que fue la gala de los Golden Globes 2012.
Bueno, en realidad, una reseña de los looks y estilismos que se vieron sobre la Alfombra Roja de la gala, bajo mi óptica felino-ácido-mordaz. Porque, para qué nos vamos a engañar. Al final, quién se llevara los premios, nos la suda un poco bastante. (Cuanto más cinéfilo seas, menos te la sudará, eso sí).
Lo que estamos esperando a ver la inmensa mayoría son los vestidos que luzcan las divas más divinas del Séptimo Arte. Y los trajes más divinos de los divos de ídem. Y al día siguiente, en el curro o en el lugar de estudios, o en la cola del súper decir cosas como: "Scarlettt iba mona aunque algo apretá", o "Pues Nicole Kidman ya no podía ni gesticular de tanto bótox que lleva en el careto", o "Kate Winslet estaba elegantísima y espectacular" o "Brad Pitt parecía una vieja castañera con chaqué" ¡Muahaaahaaa! ¿Es o no es?
Pues, eso. Here I go!! ¿Por quién empiezo?
Ah, cómo no...
1.Sofía Vergara:
Muchas son las personas que se cruzan en nuestro camino a lo largo de la vida.
Algunas, la mayoría, pasan de puntillas, sin pena ni gloria, apenas tocan nuestro corazón, y un día desaparecen del camino tan silenciosamente como llegaron, sin que apenas nos demos cuenta ni lamentemos excesivamente su marcha.
Tan sólo unas pocas consiguen ser realmente importantes para nosotros, llegar más allá, dejar una huella imborrable en nuestro corazón; un recuerdo que perdurará para siempre, ya sea para bien o para mal.
Algunas de esas personas se quedan con nosotros durante mucho tiempo, incluso para siempre; otras, en cambio, se van dejándonos una terrible sensación de vacío... (O un gran alivio, depende).
Cuando conocemos a alguien, es muy difícil determinar en ese primer encuentro de qué forma y en qué grado esa persona va a influir en nuestra existencia. Si va a ser importante o símplemente una más; si llegará a ser un gran amigo o amiga , un buen compañero, o incluso el amor de nuestra vida. O si, por el contrario, esa persona nos hará tanto daño y será tan negativa que sólo desearemos tenerla muy lejos.
Dicen que, a menudo, la primera impresión es la que cuenta. Aunque yo soy más de las que creen que no se debe juzgar un libro por su cubierta. En mi opinión, antes de extraer conclusiones precipitadas, hace falta un tiempo para conocer bien a la persona en cuestión, compartir vivencias, hablar, debatir, saber cómo reacciona ante determinadas situaciones, cómo se comporta con nosotros en lo bueno y en lo malo, saber cómo piensa, qué siente, qué opina de esto o aquello. Sólo entonces podremos conocerle bien, saber cómo es y estaremos en disposición de entregarle nuestra confianza y hacerle un sitio definitivo en nuestro corazón.
O al revés: desterrarla para siempre de nuestra vida.
Porque, ¿quién nos iba a decir que ese chico o esa chica a priori tan tímid@ y poco interesante, que incluso nos pareció insoportable en un principio, se convertiría en nuestr@ mejor amig@ y mayor confidente? ¿Cómo íbamos a imaginar que nos acabaríamos enamorando locamente de aquel chico o aquella chica que apenas llamó nuestra atención en un primer encuentro? ¿Cómo adivinar entonces que esa persona que tan bien nos caía, que nos dio tan buenas vibraciones, nos iba a traicionar de esa forma?
Es habitual que, una vez pasado el tiempo, nos sorprendamos al ver cómo han cambiado las cosas, cómo evolucionan los sentimientos y los gustos, y cuán equivocados estábamos.
Sin embargo, existen también las corazonadas... Y todos las hemos tenido en alguna ocasión. No me preguntéis cómo o por qué ocurre; pero a veces, al conocer por primera vez a alguien sentimos "algo", un pálpito, una intuición, una llamada de atención del subconsciente, que nos dice que esa persona es especial, que va a ser muy importante para nosotros, y una fuerza invisible nos empuja hacia ella con una atracción que no podemos reprimir por mucho que queramos.
Otras veces, ocurre justo al revés: una señal de peligro aparece en nuestra mente, como un mecanismo de defensa que nos advierte de que esa persona no nos va a traer nada bueno, que sólo nos va a acarrear problemas o sufrimiento, y que lo mejor será que la mantengamos bien alejada de nosotros.
Y las veces en que eso sucede, en uno u otro caso... es poco probable que nos equivoquemos.
Yo, al menos, rara vez me he equivocado cuando he tenido una de esas corazonadas con alguien a quien acababa de conocer.
Me ha pasado unas cuantas veces, tanto en un caso como en el otro.
Una de ellas, la más importante, la que nunca olvidaré, tuvo lugar hace ahora 4 años.
Jamás hubiera imaginado que algo así me fuera a pasar a mí, jamás pensé que yo pudiera vivir algo similar; que mi vida, hasta entonces tranquila y un tanto gris, se iba a ver trastornada por completo a raíz de aquel encuentro.
Y sin embargo, en el primer momento en que nuestras miradas de cruzaron, aquella tarde de diciembre, mientras mi corazón se aceleraba como nunca antes y todo a mi alrededor desaparecía excepto tú, en ese mismo instante, supe que tú eras la persona que había estado esperando tanto tiempo y que habías venido a sacarme de la nada anodina en la que vivía cómodamente instalada.
Me pareciste la encarnación de un sueño lejano.
Y entendí que ya nada sería igual a partir de aquel día.
Ya no podría escapar de aquella fuerza invisible que me empujaba a buscarte aun a riesgo de equivocarme y hacer daño a otros, o incluso a mí misma.
Nada podía hacer.
Esta vez, el corazón ganaría la partida a la razón, y de nada serviría resistirse o buscar un lugar donde esconderse.
Aquella tarde de invierno, alguien a mi lado me hablaba sin parar, pero yo no podía escucharle, porque sólo te veía a ti. Y, al mirarte, supe que aquel encuentro estaba escrito en alguna parte, y que al fin, la vida había unido nuestros caminos.
Estaba casi segura de todo lo que iba a pasar a continuación, como si lo hubiera visto ya en alguna parte, como si lo hubiera soñado antes.
Y deseaba que nos pasara, aun sabiendo que podría salir mal.
No sabes cómo te echaba ya de menos, no imaginas cómo te deseaba, cuánto te quería, sin conocerte siquiera...
Con lo que me mola a mí el cine, y sobre todo, con lo que disfruta servidora tragándose las galas de premios de cine más glamourosas, -Goya, Globos de Oro, Oscar..., con sus alfombras rojas/verdes, esos vestidazos de ensueño, los patinazos más sonados, (que haberlos haylos), las luces, la elegancia, el lujo, el glamú, y toda esa parafernalia,... y me doy cuenta ahora de que nunca he escrito en este blog sobre este tema.
Y eso no pue' ser, María Teresssssaaaaaa... que diría Jaime Peñafiel.
Así que, aunque soy consciente de que a estas alturas ya habrá millones de entradas y reseñas sobre los Globos de Oro y la Red Carpet, escritas por gente más entendida en cine y moda, y con más criterio y mejor gusto que yo, no quiero dejar pasar esta oportunidad de hacer mi particular reseña de lo que fue la gala de los Golden Globes 2012.
Bueno, en realidad, una reseña de los looks y estilismos que se vieron sobre la Alfombra Roja de la gala, bajo mi óptica felino-ácido-mordaz. Porque, para qué nos vamos a engañar. Al final, quién se llevara los premios, nos la suda un poco bastante. (Cuanto más cinéfilo seas, menos te la sudará, eso sí).
Lo que estamos esperando a ver la inmensa mayoría son los vestidos que luzcan las divas más divinas del Séptimo Arte. Y los trajes más divinos de los divos de ídem. Y al día siguiente, en el curro o en el lugar de estudios, o en la cola del súper decir cosas como: "Scarlettt iba mona aunque algo apretá", o "Pues Nicole Kidman ya no podía ni gesticular de tanto bótox que lleva en el careto", o "Kate Winslet estaba elegantísima y espectacular" o "Brad Pitt parecía una vieja castañera con chaqué" ¡Muahaaahaaa! ¿Es o no es?
Pues, eso. Here I go!! ¿Por quién empiezo?
Ah, cómo no...
1.Sofía Vergara:
OMG!!!!!!! O_O
¿Se puede estar más buena? ¿Se puede llevar mejor este vestido? ¿Se pueden tener unas curvas más perfectamente puestas y definidas? La respuesta a las 3 es NO. O muy difícilmente.
Creo que fue la gran triunfadora de la noche, en lo que a estilismo se refiere. Su vestido corte sirena de Vera Wang en color azul petróleo era una fucking pasada. Y ella lo luce como nadie. Porque claro, ese mismo vestido se lo pones a otra... y como que el resultado no es igual, ni de lejos.
¡Qué cabrona la Sofi! xD
Y mira que yo no soy muy partidaria de que se lleve la melena suelta en un acontecimiento de esas características. Creo que un recogido o semi-recogido siempre será más elegante y apropiado. Pero es que, ni aun llevado el pelo suelto, le puedo poner un pero a este peazo de mujer. Porque esa melena brillante, sedosa y perfecta no acepta ninguna crítica. Y eso es así.
Vamos, que me hacía bollo por ella, respondiendo a este post de Pétalo. No os digo ná y os lo digo tó.
2. Natalie Portman:
Just, lovely...
Ainsssss, ¡si es que es taaaaaaaan mona!
Es una muñequita de porcelana, con esa carita como de Bambi. Tan monérrima ella, tan elegante, tan adorable, tan pitiminí, tan bella, tan PER-FEC-TA, ¡joder!
¿Esta chica nunca se equivoca? Es que ni llevando un bombo de 8 meses como el año pasado está fea o menos favorecida. Todos los vestidos le sientan bien, a la jodía; todos los recogidos, todos los tocados, todos los maquillajes... ¡Todos los colores y todos los tejidos!
Porque no me digáis que ese vestido en tonos fucsia y de raso de Lanvin le puede quedar así a cualquiera. Un vestido, por cierto, que recordaba vagamente a éste que lució Marilyn Monroe en "Los caballeros las prefieren rubias".
Y es que no es sólo el vestido. ¿Y las joyas? ¿Y el clutch? Todo ideal.
Yo no lo niego, soy súper fan de esta mujer. Ya os digo: todo lo hace bien. Todo le sienta bien.
Al final, como siga así, acabará dando asquete. Pero, de momento, a mí me encanta.
Esa elegancia, ese encanto, esa "monez" que tiene... También me hacía bollito por ella.
3. Kate Winslet:
No, nena, así, no...
Ay, ¿qué le ha pasado a mi Kate? Con lo guapa que es ella y lo elegante que suele ir siempre... ¿Por qué me lleva este espanto? Bueno, a lo mejor, este vestido bicolor en blanco y negro de la diseñadora británica Jenny Packham (una de las favoritas de Kate Middleton), a otra le hubiera quedado mejor. De hecho, el look de Kate Winslet ha sido alabado en muchos sitios, así que puede ser que yo no tenga ni idea y esté equivocada. No digo que no.
Pero como esto es cosa de gustos, a mí no me gusta nada. No le hace justicia.
Primero, ese escote con abertura central en forma de gota es feo de cojones. Aparte de que a mí nunca me ha parecido elegante enseñar tetamen.
Además, le hace GORDA. No me digáis que no. Y Kate no está gorda.
Kate es un pedazo de mujerón con cuerpo de escándalo. Pero este vestido le echa kilos, sobre todo en la parte superior, y... ¡AÑOS! encima. ¿O soy yo la única que lo ve así?
¡Parece una señorona de casi 50 años! Rollo institutriz... Puffff.
Y otra cosa -y esto ya no es achacable al vestido-, ese tono de pelo tan oxigenado, no le favorece. Creo que un par de tonos más oscuros le quedarían mejor. Es como que le difumina las facciones.
Y hablando de facciones... ¿Se ha puesto bótox? ¿Mi Kate ha caído en la trampa de la toxina paralizante? ¿Es que no ha visto lo que le ha pasado a Nicole Kidman? ¿?¿?
No sé, pero últimamente, ya no se distingue bien si es ella o su muñeca de cera del Madame Tussauds:
¿¿Cuál es la de carne y hueso??
Y ese recogido guarro a medio hacer, mmmmnnnno. Que no me convence. Y últimamente le ha dado por ése y no se hace otro, ¿eh? Esta chica, desde que se separó de Sam Mendes, parece que no encuentra su estilo. Una verdadera lástima, porque es un bellezón de mujer.
De todas formas, prefiero mil veces el estilismo y las curvas rotundas de Kate que esto que viene ahora...
4.
Yiiijjjjjjjjj
¿Vosotros habéis visto bien esos brazos escuálidos como palitos? ¿Esa clavícula huesuda, esas rodillas en las que se puede distinguir perfectamente el menisco y cada uno de los tendones que lo rodean?
A mí me da grima. Lo siento, pero a esta mujer se le ha ido la pinza tres pueblos. Y es muy guapa de cara, pero... Definitivamente, esa delgadez que "luce" es enfermiza y bastante grimosa.
¿Y esta escoba con patas es la mujer más sexy de Hollywood? ¿Con este esqueleto se acuesta y se levanta Brad Pitt? Argghhhh...
Me da igual el pedazo de Versace en satén color crema con detalle en burdeos en el escote (en el estilo del Lanvin de Natalie), el rouge de labios, el clutch maravilloso en color burdeos y el recogido tan pulido y elegante.
Ese cuerpo es una oda a la anorexia, y de hecho, su extrema delgadez ha sido bastante comentada:
Una auténtica lástima que un rostro tan bello vaya acompañado de un cuerpo que es sólo hueso y pellejo. Tapadle la cara. ¿Parece o no parece el cuerpo de una anciana?
Seguimos...
5. Charlize Theron:
Seguimos...
5. Charlize Theron:
WOW!!
Sólo me sale una palabra al verla: DIOSA. O como dicen en los blogs de moda: Gorgeous!!!!
Estaba deslumbrante con su Dior Haute Couture (firma de la que es imagen) drapeado en color nieve y atrevido escote en V, (que sólo le puede sentar así a ella y a pocas más) y esa abertura tan sexy en la pierna. El recogido con diadema y las sandalias acentuaban su look inspiración greco-romana.
Preciosa, elegante y espectacular como es habitual en ella. Charlize es la prueba evidente de que se puede ser delgada sin dar grima.
6. Reese Whiterspoon:
¿Y el peine?
Querida Reese: ¿tu madre nunca te dijo que a una gala como ésta hay que ir PEINADA?
¿Para qué cojones te me pones un Zac Posen rojo de infarto, con joyas de Fred Leighton y te calzas un par de Louboutins, si luego vas con el pelo como si te acabaras de levantar? ¡Y con las mechas sin retocar, nena! Maaaaaaaal... Para eso, ¡ponte mejor un chandal del Decathlon!
De todas formas, tengo que estar yo muy loca o algo, porque también he visto a Reese en muchas listas de mejor vestidas. ¿En serio?
No, si bien vestida, iba. Pero... ¿bien peinada?
Y otra cosa. El vestido es bonito y tal, aunque me parece que lo he visto ya antes muy parecido. No aporta nada nuevo.
Y el escote palabra de honor en forma de corazón, no es por nada, pero a Reese en concreto no le quedaba del todo bien. Parece que de un momento a otro se le va a salir una teta.
7. Jessica Alba:
¿Para qué cojones te me pones un Zac Posen rojo de infarto, con joyas de Fred Leighton y te calzas un par de Louboutins, si luego vas con el pelo como si te acabaras de levantar? ¡Y con las mechas sin retocar, nena! Maaaaaaaal... Para eso, ¡ponte mejor un chandal del Decathlon!
De todas formas, tengo que estar yo muy loca o algo, porque también he visto a Reese en muchas listas de mejor vestidas. ¿En serio?
No, si bien vestida, iba. Pero... ¿bien peinada?
Y otra cosa. El vestido es bonito y tal, aunque me parece que lo he visto ya antes muy parecido. No aporta nada nuevo.
Y el escote palabra de honor en forma de corazón, no es por nada, pero a Reese en concreto no le quedaba del todo bien. Parece que de un momento a otro se le va a salir una teta.
7. Jessica Alba:
Ooooooh!!!!! *_*
Otra que no falla nunca. Jessica, Charlize y Natalie podían formar juntas el Club de las Siempre Jodidamente Perfectas. ¿Qué se puede decir de este espectacular Gucci strapless en color lavanda? ¿Y de cómo le sienta a ella? ¿Y de esa sonrisa y esos ojazos?
Simplemente, divina, ideal y súper elegante. Como viene siendo habitual. Esta chica nunca va mal, siempre está en las listas de mejor vestidas, y con razón.
8. Michelle Williams:
¿Es la nueva Lina Morgan?
¡¡¡Ay, qué disgusto, Michelle!!! Con lo mona que eres, el tipín que tienes y lo bien que te queda el pelo corto, cosa de la que no todas podemos presumir...
¿A qué viene aparecer sobre la alfombra roja con ese vestido rancio de terciopelo y estampado de leopardo firmado por Jason Wu y esa diadema sosa en el pelo? ¿Quién pensaría viéndote de esa guisa que has encarnado hace nada a Marilyn Monroe (hasta le quitaste el papel a la mismísima Scarlett Johansson)?
A la próxima, podrías interpretar a nuestra entrañable Lina Morgan en sus años mozos... Sólo te faltó posar con los pies para adentro, como hace ella, para ser su clon oficial, pero con 40 años menos.
Mal, no. Fatal, Michelle. Te podrías haber sacado muchíiiiiiiisimo más partido. A ver si para los Oscars tomas nota y ejemplo de otras. In you we trust, Michelle.
Y si engordaras un poquito, también bien, que esos bracitos se acercan peligrosamente a los de Angelina. Y en este punto, Angelina, a pesar de su delgadez extrema, te da sopas con honda en cuanto a glamour. Supenso total.
9. Heidi Klum:
Y ésta, ¿qué **** pinta aquí?
Joder, Heidi, es que no te pierdes una, tía. ¿Es que siempre tienes que ir a lucir palmito a todas las galas y saraos cinematográficos? Porque... hasta donde yo sé, tú, ni eres actriz, ni directora, ni productora, ni nada que tenga que ver con el Séptimo Arte, ¿no? ¿Tú no eres modelo? ¿Entonces? ...
Al menos, esta vez creo que no fuiste con Sw al pegado a tu culo como una lapa, y nos ahorrasteis el espectáculo empalagoso de lo mucho que os queréis y lo mega enamorados que estáis. Que sois muy cansinos, coño.
Y tú, la que más. Si es que te gusta más una Red Carpet que a un tonto un lápiz. Claro, como estás buena y lo sabes....
--------------------------------------EDITADO A FECHA DE 28 DE ENERO------------------------------
Cuando escribí esta entrada, todavía no se había hecho público que Heidi y Seal habían roto. Eso explicaría que fuera ella sola a los Globos de Oro, sin su ahora ex marido comiéndole la boca sobre la alfombra roja.
En fin, la verdad es que lo siento, porque, aunque cansinos de cojones, se les veía muy enamorados.
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En fin, sigo...
Aun así, siento decirte que el
Lo único que contribuyó a darle algo de gracia fue la impresionante gargantilla de turquesas de Lorraine Schwartz. Y también el escote trasero, que ése sí que era de infarto:
Pero es que, yo un vestido que te tienes que poner de espaldas para llamar la atención y atraer todos los focos, pues no sé...
Es que no les entra en la sesera, leñes. Que el color maquillaje o nude o carne o como quieran llamarlo no suele ser favorecedor. Y menos a las blanquitas de piel como Heidi. Que no, que no contrasta ni destaca, y queda un todo monocromo que no sabes bien dónde empieza el vestido y dónde la piel de la persona. ¿No me digáis que ese mismo vestido en un tono coral, o burdeos, o azul oscuro no hubiera sido mil veces más molón?
Pero nada, se puso de moda el nude y todas como locas con el nude.
Tú, Heidi, al menos te salvas un poco porque tienes un cuerpo de infarto, mala pécora.
Y otra cosa: te podías haber hecho algo más mono en el pelo. La melena así, lisa y sin nada, queda sosa. Como el vestido. Como el look. Como toda tú, Heidi-de-mi-vida.
10. Nicole Kidman:
Rarrrrro, rarrrro...
Otra rancia que no aprende.
Nicole tuvo su época. Recuerdo aquellas galas de los Globos de Oro y de los Oscar de principios de la década pasada, en la que optaba a premio y aparecía siempre sobre la Alfombra Roja despampanante.
Era siempre una de las favoritas y más esperadas. Todos sabíamos que Nicole iría la más divina. Y no defraudaba.
Y es que, no hay mayor estímulo para querer ir estupenda y deslumbrar al personal en una de estas galas que ser candidata a premio gordo (sobre todo si eres la gran favorita a llevártelo).
Pero desde que Nicole no aspira a ningún premio parece que ya no tiene ganas de deslumbrar y va de cualquier manera. Total, como es alta, delgada y tiene piel de porcelana, ya se cree que así lo tiene todo hecho. ¡Y no!
El vestido de seda y adornos de pedrería de Versace que me llevaba, pues... es raro, se mire por donde se mire.
Que a ella le quedaba bien, pues sí, claro no lo niego. Cuando se tiene la estatura y el tipo de ella, es fácil que te siente bien un modelito ceñido como ése. Pero una vez más, ese tono marfil no contrastaba nada con la palidez de Nicole. Y ella parece que no se da cuenta de que esos tonos tan pálidos no le favorecen. Ella, erre que erre con los nudes, marfil, crema, etc. Que no...
Mención aparte merece el escote ése, que no es ni halter, ni en V, ni palabra de honor, sino todo junto y a la vez. WTF?
Y es que parece que Nicole ha llevado ese look en las últimas ni se sabe cuántas galas. No arriesga, no cambia, se ha acomodado en ese estilo "neutro-futurista-raro" y de ahí no hay quien la saque.
El resultado, pues además de raro es aburrido. Nicole, en esencia, una vez más.
Chica, cambia de patrón, de color, de estilo, ¡por favor! ¡Aburres!
Y por no hablar de que su cara es ya una máscara inexpresiva a base de sucesivas inyecciones de bótox.
También Nicole es de las que se apuntan a la moda de ir sin peinar.
Ay, Nicole, quién te ha visto y quién te ve... ¡Para lo que has quedado!
11. Lea Michele:
Transparencias horribles O_o
Lea Michele, o cómo teniendo un tipazo de quitar er sentío, se puede parecer un estibador del puerto con transparencias.
Vamos a ver, Lea, ¿en qué estabas pensando cuando decidiste ir a los Globos de Oro con un vestido de campeona olímpica de gimnasia rítmica, pero con falda larga?
Pues el vestido en cuestión lo firma Marchesa, vamos, que no se lo compró en un mercadillo. Y es que, a veces, no basta con elegir un diseñador de prestigio.
Todo, absolutamente todo en este vestido chirría.
El tono plata, que parece más de rollo de papel de aluminio, las transparencias de la parte superior, que enseñan más que sugieren y la hacen parecer vulgar... Por no hablar de que no le queda bien. Le hace un cuerpo basto, mucho más cargado de arriba que de abajo (por eso lo de estibador del puerto).
Parece que Lea tiene espalda y brazacos de levantador de pesas, joder. Y unas tetazas enormes que no le caben.
Para mi gusto, iba exagerada y vulgar. Es el tipo de vestido que esperarías verle a Mariah Carey.
12. Sarah Michelle Gellar :
Sarah Michelle Lejía Neutrex Futura
Definitivamente, no fue la noche de las Michelles. Ni Williams, ni Lea, ni Sarah estuvieron nada acertadas.
Vamos con esta última. ¡Por Dior, por Dior! ¿A quién se le ocurre ir a un sarao como los Globos de Oro con un vestido tye-dye, o desteñido? Sólo a Sarah Michelle Gellar, por lo visto.
El vestido en cuestión era de Jimmy Choo, que visto lo visto, será mejor que siga haciendo zapatos, cosa que se le da muy bien, y no vestidos como este horror máximo.
El look era de todo menos elegante. Vulgar y feo. Si la alfombra roja tuvo una choni, sin duda, ésta fue Sarah Michelle.
Y es que, eso de desteñir camisetas viejas con lejía, tuvo su gracia en los noventa. Pero en el 2012, y para ir a una gala en la que se espera glamour y elegancia, casi mejor que no.
13. Emily Watson:
Para pegarle un tiro al diseñador
Este año, yo estaba toda desolada porque Helena Bonham-Carter no iría a la gala, con lo cual nos privaría de sus estilismos tan inclasificables como hilarantes. Porque... ¿qué sería una gala sin poder rajar del look de la señora de Tim Burton?
Pero qué suerte, que a última hora, y para nuestra alegría, apareció sobre la alfombra Emily Watson con este horripilante vestido en tonos nude de no me he molestado ni en saber qué diseñador. Si es que, cuando yo digo que el nude no favorece, no lo digo por joder.
Y, para rematar, esas cadenas tamaño mazmorra colgadas del cuello. Pa' cagarse.
Es que no hay por donde cogerlo, de verdad. Un espanto de principio a fin.
Y ahora, el capítulo masculino.
En este me resulta más difícil rajar, porque iban todos bastante elegantes, correctos y parecidos. Todos muy "pingüinizados". Es lo que tienen el traje y el chaqué, que no dan para muchas florituras. Eso tiene de bueno que no hay grandes salidas de tiesto, y de malo, que no es tan vistoso ni da tanto margen al deslumbramiento.
Aun así, para mí, los dos mejores de la noche fueron:
1. George Clooney:
George y Stacy: parejita adorable
Lo de este hombre no es ni normal. Esa elegancia, esa percha, esa prestancia, ese quedarle todo bien, esa sonrisa seductora, esas canas tan sexys, esa madurez irresistible, esa mirada pícara y tierna a la vez...
Es que... uffff... lo de George es un caso aparte. Tiene 50 años y se podría batir el cobre con cualquiera de veintitantos o treinta. Y además, fue acompañado de su nueva novia, Stacy Keibler, que también es ideal. El resultado: 100% glamour, elegancia y encanto a raudales.
Ya veremos cuánto le dura a George este romance con Stacy. Porque parece que cuando ellas empiezan a hablar de boda, él sale por piernas. George, dear, ¿no crees que ya es hora de sentar cabeza?
2. Clive Owen:
El gafudo de atrás caga la foto, pero en fin...
Ay, Clive... Si es que me gustas cada vez más. ¡Y cómo sabes que estás arrebatador con el smoking!
Tiene las orejas un poco grandes para mi gusto, pero da igual, así tal y como fue a los Globos de Oro, le hacía yo varios favores. La verdad es que iba impecable con su traje, su pajarita, su saber estar, su elegancia innata y su cara de canalla con flema británica.
Tanto él como George fuero para mí los mas elegantes y guapos, por encima de Brad Pitt y su bastón Leo DiCario, y sus 2 toneladas de gomina o mi querido Gerard Butler , que resultó un tanto viejuno y desaliñado con esas greñas que llevaba.
...Y hasta aquí, mi reseña de la Alfombra Roja de los Globos de Oro 2012. Ahora, a esperar a los Goya y a los Oscar.
Yo ya me estoy frotando las patitas... ^^
* ¿Y vosotr@s? ¿Estáis más o menos de acuerdo conmigo? Quienes fueron para vosotr@s las mejor y peor vestidas? ¿Quienes fueron los más elegantes? Venga, no os cortéis, y rajad, que es gratis... :D
Y si queréis ver más (por ejemplo, el horroroso vestido de "novia" de Elle McPherson o el embutidísimo modelo que llevaba Madonna, y que apenas le dejaba respirar, aqui los tenéis todos).
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