Parecer que el mundo de la elegancia masculina se empeña en perder los detalles que más juegos dan. Mientras que las mujeres tienen todo un mundo de complementos a su disposición, los caballeros no tienen tanto margen de maniobra, y es entonces donde esos detalles cobran capital importancia. En ese universo de minúsculas posibilidades reluce con luz propia una especie en peligro de extinción: el pañuelo de bolsillo.
La ‘excesiva’ desformalización del traje masculino ha hecho que se vaya abandonando el cuidado de los remates finales, y es que puedes tener un traje verdaderamente perfecto, de corte impoluto, conjugado con la camisa idónea y una realmente distinguida corbata… pero al mirarte al espejo siempre lo ves monótono. ¿Por qué? Porque falta la nota de color que aporta un bonito pañuelo de seda (o batista, o hilo, o incluso de lino, tanto da) a juego con la corbata.
Afortunadamente aún quedan mártires del estilo que confían en la distinción que aporta el pañuelo sobresaliente, prolongando el efecto visual de esa maravillosa corbata. No hace falta tener una extensa colección de pañuelos para poder ir siempre conjuntado, basta con saber elegir unos cuantos tonos lisos que sirven de comodín (claro está que lo idóneo es que el color de corbata y pañuelo sea el mismo, e incluso que tengan el mismo tejido y estampado, pero estos matices ya son para nota). Es conveniente adquirir el hábito de hacerse de vez en cuando con un pañuelo para mejorar las opciones a la hora de vestir, y la verdad, no es demasiado oneroso, más lo es hacer colección de relojes de oro. Una vez adquirido el gusto y el hábito, puede ser todo un problema pasar por los grandes almacenes londinenses de Harrods y enfrentarse al arco iris de pañuelos de seda con el logo de la casa bordado por 9,95 libras la unidad.
Las opciones a la hora de colocarlo dependen del carácter del portador y el cariz de la ocasión en que se luzca. Hay quien prefiere llevarlo arrugado con estudiada despreocupación, hay quien prefiere realizar dobleces geométricos mostrando desde una a tres puntas… Pero si hacemos caso a las principales casas de moda aplicadas a vestir al gentleman contemporáneo, esta temporada lo que se lleva es lucirlo recto, sobresaliendo un dedo del bolsillo y manteniendo la paralela a este. De esta manera está asegurada una primera impresión de pulcritud, hombre ordenado, sobrio y poco pretencioso.
Nota de estilo: El pañuelo blanco siempre es una apuesta segura cuando la camisa es blanca. La corbata irá a juego con la chaqueta y el pañuelo remarcará el poder del blanco de la camisa.
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