-¿Cómo se puede aguantar ese ritmo?
-Con muchas ganas. Fíjate que llevamos desde noviembre de 2010 y te confieso que es la gira más espectacular de todas las que he hecho. Son trece meses a tope por todos los sitios, no solamente en España, con los recintos llenos. Esto es fantástico y estoy muy contento. Cuando acabe en Madrid lo voy a echar mucho de menos.
-No sé si la capital le impone, pero son quince días con el teatro lleno. No se puede pensar en un cierre mejor.
-Madrid es Madrid, aunque parezca obvio decirlo. En el Teatro Compact me siento como en casa, porque la Gran Vía me es muy cercana. Allí empecé, en el teatro en 1967 y durante unos siete años estuve sin moverme, o bien porque cantaba o porque alguna película mía estaba entonces en cartel. Allí me siento realmente cómodo, en mi hábitat. También he actuado en el Lope de Vega, aunque la primera vez que pisé un escenario en Madrid fue el de La Zarzuela.
-¿Le gusta?
-Me entusiasma.
-¿Tanto como el concierto que ofreció en octubre en el Liceo?
-Bueno, eso fue una maravilla. Ha sido lo más de toda la gira.
-¿Le vamos a ver cantando en el Real?
-Yo ya he cantado allí...
-Quiero decir en breve, en su nueva gira, la del año que viene o la siguiente.
-No tengo una fecha. Es cuestión de ponerse de acuerdo, de encontrar unos días y de que coincidan las agendas. Sería fantástico.
-El público le ha respondido siempre con una entrega que no ha mermado con el paso de los años.
-Está entregadísimo, y yo, mucho más. Va en aumento. Está siendo una de las giras que he acometido con mayor entusiasmo. Y se nota que cuando tú das el doscientos por cien recibes un porcentaje similar. Es impresionante, porque el público te hace feliz. Trabajas con una dosis extra de alegría y con una fuerza grande. Tengo la sensación de que esta gira no se va a superar. Cada vez recibo más y la gente que asiste a mis conciertos me demuestra entrega y fidelidad. Cuando estoy sobre el escenario me doy cuenta de que yo tenía un sueño y que se ha cumplido. También de que tu vida ha ido por donde debía ir, que has elegido bien los tiempos y que tenías razón. Y todo eso suma la felicidad.
-¿Qué le diría a los jóvenes que pelean por tener una oportunidad en el mundo de la música?
-Yo no soy quien para dar un consejo, pero sí les puedo decir que no pierdan jamás su personalidad, que no se dejen desvirtuar por esas «buenas compañías» que siempre están ahí para decirte lo que quieres escuchar, que no se clonen en nadie, que se vistan como ellos y se peinen como más les guste, no como mandan los demás o las modas. Cuesta mucho más, y se hace cuesta arriba, pero es más bello. Además, hay bastante buen material.
-Precisamente usted ha seguido esa máxima: no se parece a nadie.
-Así es. Seré bueno o malo, gustaré a unos y otros no me querrán, pero lo que está claro es que yo no tengo que ver con nadie.
-En esta gira tiene un peso importante Iberoamérica. ¿Tenía una deuda con el continente?
-Yo soy español y vivo en España, pero no puedo olvidar mi eterno agradecimiento a todos esos países de Latinoamérica que me han acogido siempre con los brazos abiertos. América me está guardando las espaldas desde hace cincuenta años y mi manera de dar las gracias es través de este triple disco. Nunca había cantado tango, pero parece que después de este disco lo hubiera hecho a lo largo de toda mi vida.
-Una gira de estas características le habrá llevado a aparcar proyectos de tanta envergadura como el musical de «Cyrano de Bergerac». ¿Es así?
-Cyrano está grabado. Lo hicimos en el estudio al mismo tiempo que «50 años después», lo que sucede es que necesitamos encontrar el momento para poder estrenar.
-Tiempo es lo que le ha faltado para poder estar este año en televisión el día de Nochebuena...
-Ese tipo de proyectos necesito saberlos con la mayor antelación posible: o se me dice con tiempo o no puede ser. Y si quieren seguir contando conmigo tendré que saberlo el año anterior. Yo trabajo hasta el día 18 de diciembre en el teatro y el programa hay que dejarlo listo al menos un mes antes, así que en esta ocasión era imposible. Pero seguro que resultará estupendo con otro artista.
-¿Qué piensa cuando se baja del escenario y recorre mentalmente sus cincuenta años de carrera?
-Veo una trayectoria hecha con un esfuerzo diario, con una ilusión tremenda. He tenido muchos proyectos, algunos de los cuales no han salido. Y me temo muy mucho que como esto siga así voy a estar en el escenario muy largo tiempo. Vamos, eso es lo que me parece a mí, ¿no?
-Proyectos no le faltan.
-Al contrario. El que nace artista muere artista. Yo tengo muchas cosas aún por hacer. Nunca voy a jugar a que me voy para después volver. Para qué voy a andar yo a estas alturas con esas cosas... Nunca en mi vida he estado mejor que ahora. Cuando ya no pueda rendir cogeré del brazo a mi mujer, que es la única que me queda en casa, y me iré de vacaciones largas.
-¿Volverá a grabar en breve?
-El año que viene. En enero empezamos con un disco nuevo, yo diría que regreso a mis raíces primeras, con compositores de mis temas iniciales. Ha sido un reencuentro fantástico después de trabajar tanto tiempo juntos. El 1 de mayo tenemos previsto que esté en la calle. Y hasta ahí puedo contar.
-Es un hombre optimista. ¿Se puede salir de esta crisis en la que estamos metidos?
-Tengo la plena convicción de que de esta situación en la que estamos se sale. Solamente hace falta algo básico: que la mayoría de los españoles tengan trabajo y así se empezará a mover la economía, se podrán seguir pagando las hipotecas, los impuestos... Yo al nuevo Gobierno de Mariano Rajoy le deseo que tenga suerte y que trabaje. Ganas no le faltan. Si tuviera que pedir un deseo a los Reyes Magos sería trabajo para todos, que es fundamental. Del resto ya se encarga cada uno.
-Con muchas ganas. Fíjate que llevamos desde noviembre de 2010 y te confieso que es la gira más espectacular de todas las que he hecho. Son trece meses a tope por todos los sitios, no solamente en España, con los recintos llenos. Esto es fantástico y estoy muy contento. Cuando acabe en Madrid lo voy a echar mucho de menos.
-No sé si la capital le impone, pero son quince días con el teatro lleno. No se puede pensar en un cierre mejor.
-Madrid es Madrid, aunque parezca obvio decirlo. En el Teatro Compact me siento como en casa, porque la Gran Vía me es muy cercana. Allí empecé, en el teatro en 1967 y durante unos siete años estuve sin moverme, o bien porque cantaba o porque alguna película mía estaba entonces en cartel. Allí me siento realmente cómodo, en mi hábitat. También he actuado en el Lope de Vega, aunque la primera vez que pisé un escenario en Madrid fue el de La Zarzuela.
-¿Le gusta?
-Me entusiasma.
-¿Tanto como el concierto que ofreció en octubre en el Liceo?
-Bueno, eso fue una maravilla. Ha sido lo más de toda la gira.
-¿Le vamos a ver cantando en el Real?
-Yo ya he cantado allí...
-Quiero decir en breve, en su nueva gira, la del año que viene o la siguiente.
-No tengo una fecha. Es cuestión de ponerse de acuerdo, de encontrar unos días y de que coincidan las agendas. Sería fantástico.
-El público le ha respondido siempre con una entrega que no ha mermado con el paso de los años.
-Está entregadísimo, y yo, mucho más. Va en aumento. Está siendo una de las giras que he acometido con mayor entusiasmo. Y se nota que cuando tú das el doscientos por cien recibes un porcentaje similar. Es impresionante, porque el público te hace feliz. Trabajas con una dosis extra de alegría y con una fuerza grande. Tengo la sensación de que esta gira no se va a superar. Cada vez recibo más y la gente que asiste a mis conciertos me demuestra entrega y fidelidad. Cuando estoy sobre el escenario me doy cuenta de que yo tenía un sueño y que se ha cumplido. También de que tu vida ha ido por donde debía ir, que has elegido bien los tiempos y que tenías razón. Y todo eso suma la felicidad.
-¿Qué le diría a los jóvenes que pelean por tener una oportunidad en el mundo de la música?
-Yo no soy quien para dar un consejo, pero sí les puedo decir que no pierdan jamás su personalidad, que no se dejen desvirtuar por esas «buenas compañías» que siempre están ahí para decirte lo que quieres escuchar, que no se clonen en nadie, que se vistan como ellos y se peinen como más les guste, no como mandan los demás o las modas. Cuesta mucho más, y se hace cuesta arriba, pero es más bello. Además, hay bastante buen material.
-Precisamente usted ha seguido esa máxima: no se parece a nadie.
-Así es. Seré bueno o malo, gustaré a unos y otros no me querrán, pero lo que está claro es que yo no tengo que ver con nadie.
-En esta gira tiene un peso importante Iberoamérica. ¿Tenía una deuda con el continente?
-Yo soy español y vivo en España, pero no puedo olvidar mi eterno agradecimiento a todos esos países de Latinoamérica que me han acogido siempre con los brazos abiertos. América me está guardando las espaldas desde hace cincuenta años y mi manera de dar las gracias es través de este triple disco. Nunca había cantado tango, pero parece que después de este disco lo hubiera hecho a lo largo de toda mi vida.
-Una gira de estas características le habrá llevado a aparcar proyectos de tanta envergadura como el musical de «Cyrano de Bergerac». ¿Es así?
-Cyrano está grabado. Lo hicimos en el estudio al mismo tiempo que «50 años después», lo que sucede es que necesitamos encontrar el momento para poder estrenar.
-Tiempo es lo que le ha faltado para poder estar este año en televisión el día de Nochebuena...
-Ese tipo de proyectos necesito saberlos con la mayor antelación posible: o se me dice con tiempo o no puede ser. Y si quieren seguir contando conmigo tendré que saberlo el año anterior. Yo trabajo hasta el día 18 de diciembre en el teatro y el programa hay que dejarlo listo al menos un mes antes, así que en esta ocasión era imposible. Pero seguro que resultará estupendo con otro artista.
-¿Qué piensa cuando se baja del escenario y recorre mentalmente sus cincuenta años de carrera?
-Veo una trayectoria hecha con un esfuerzo diario, con una ilusión tremenda. He tenido muchos proyectos, algunos de los cuales no han salido. Y me temo muy mucho que como esto siga así voy a estar en el escenario muy largo tiempo. Vamos, eso es lo que me parece a mí, ¿no?
-Proyectos no le faltan.
-Al contrario. El que nace artista muere artista. Yo tengo muchas cosas aún por hacer. Nunca voy a jugar a que me voy para después volver. Para qué voy a andar yo a estas alturas con esas cosas... Nunca en mi vida he estado mejor que ahora. Cuando ya no pueda rendir cogeré del brazo a mi mujer, que es la única que me queda en casa, y me iré de vacaciones largas.
-¿Volverá a grabar en breve?
-El año que viene. En enero empezamos con un disco nuevo, yo diría que regreso a mis raíces primeras, con compositores de mis temas iniciales. Ha sido un reencuentro fantástico después de trabajar tanto tiempo juntos. El 1 de mayo tenemos previsto que esté en la calle. Y hasta ahí puedo contar.
-Es un hombre optimista. ¿Se puede salir de esta crisis en la que estamos metidos?
-Tengo la plena convicción de que de esta situación en la que estamos se sale. Solamente hace falta algo básico: que la mayoría de los españoles tengan trabajo y así se empezará a mover la economía, se podrán seguir pagando las hipotecas, los impuestos... Yo al nuevo Gobierno de Mariano Rajoy le deseo que tenga suerte y que trabaje. Ganas no le faltan. Si tuviera que pedir un deseo a los Reyes Magos sería trabajo para todos, que es fundamental. Del resto ya se encarga cada uno.
Un viejo proyecto de cine
No lo ha abandonado y está deseando tener un hueco para poder rodar con Álex de la Iglesia (en la imagen). Desde el homenaje que el director le brindó en «Balada triste de trompeta» tiene el runrún: «Yo no cierro la puerta, aunque no resulta nada sencillo dentro de esta vorágine. Cantar me gusta a morir, a rabiar. Lo que necesito es tiempo. Cada vez que me insinúan algo tengo la agenda llena. Es tan difícil, pero no lo descarto, ni he dicho que no porque yo he rodado un montón de películas», comenta el artista de Linares.
No lo ha abandonado y está deseando tener un hueco para poder rodar con Álex de la Iglesia (en la imagen). Desde el homenaje que el director le brindó en «Balada triste de trompeta» tiene el runrún: «Yo no cierro la puerta, aunque no resulta nada sencillo dentro de esta vorágine. Cantar me gusta a morir, a rabiar. Lo que necesito es tiempo. Cada vez que me insinúan algo tengo la agenda llena. Es tan difícil, pero no lo descarto, ni he dicho que no porque yo he rodado un montón de películas», comenta el artista de Linares.
No hay comentarios:
Publicar un comentario