jueves, 8 de marzo de 2012

RAPHAEL EL UNICO



Raphael: «La vida es un escándalo, sólo hay que coger el periódico»
Raphael admite que nunca está conforme con lo que hace. «Sé que el mañana va a ser mucho mejor que el hoy», declara el artista de Linares. / ROCÍO RUZ
Han pasado cincuenta años, con sus 600 meses y 18.250 días, desde que pisó por primera vez un escenario como profesional. Pero él, como si nada. «Se me han pasado volando». Y es que Raphael sigue siendo aquel de Linares -aunque «mejorado»- que rompió esquemas con su forma de contar historias cantando, que se escandaliza de la vida -«sólo hay que coger un periódico»- y que, digan lo que digan, continuará «dando el callo» durante mucho tiempo. Para cerrar una etapa y abrir otra junto a ese público al que tanto agradece su confianza, el 24 de septiembre vivirá su gran noche en Málaga con un concierto de su gira 'Raphael. 50 años después'.
Cincuenta años sobre el escenario, ¡qué vértigo!
No, para nada. A mí se me han pasado volando. Y como estoy en plena ebullición y tan vigente... a mí me parece que fue ayer.
¿Y sigue siendo aquel que empezó?
Yo creo que soy mejor porque he tenido la oportunidad de aprender muchísimo y eso es importante, sobre todo el deseo de aprender.
En el escenario estará como en casa...
Sí, el escenario es mi casa, siempre lo ha sido. Es mi hábitat preferido.
¿Alguna vez ha olvidado una letra?
¡Una vez no, cientos! Lo que pasa es que yo no me paro, me lo invento en el momento. Ahora, ¡puedo decir cada barbaridad! (risas).
¿Y mantiene alguna superstición antes de empezar un espectáculo?
Hay un antes y un después de mi trasplante. Quizá antes, sí... Pero yo no soy maniático. Lo que sí hago desde el principio de mi carrera es que la tarde que voy a cantar no hablo para que cuando comience el concierto mi voz esté fresca. Quizá sean los primeros sonidos que emita ese día, porque el público se merece ese respeto por mi parte.
Ni ejercicios vocales ni nada...
No, soy de la opinión de que todo lo que gaste dentro ya lo he gastado cuando salga fuera. Así que prefiero mantenerme lo más nuevo posible para la gente.
Si mira hacia atrás, ¿hay algo de lo que se arrepienta? ¿Algo que crea que no haya hecho bien?
Hay muchas cosas que no he hecho bien, por supuesto, pero aún esas cosas me han servido para después mejorar y hacerlo mejor.
Como por ejemplo...
Son cosas muy internas de mi profesión, pues no hubiera hecho este disco o aquello... pero son cuestiones que en el balance final no tienen ninguna importancia.
¿Es muy crítico consigo mismo?
Sí. Yo soy mi mayor enemigo. Yo tengo la culpa de todo siempre, de lo bueno y de lo malo que hago.
Hay artistas que siguen buscando su gran canción, ¿cree que la ha encontrado?
Tengo canciones impresionantes para dar y tomar, pero yo soy un eterno inconformista. Nunca estoy conforme con lo que hago, yo sé que el mañana siempre va a ser mucho mejor que el hoy porque sigo aprendiendo. Estoy en edad de aprender.
En todo este tiempo, ¿nunca ha dicho «hasta aquí hemos llegado»?
No. Puede haber un día en el que por cansancio, estrés o millones de cosas que te ocurren dices: «Voy a mandar todo a paseo», pero eso dura menos que un caramelo en la puerta de un colegio (risas).
Y de retirada, ni hablar...
No. Es evidente que yo algún día tendré que marcharme, un día lejano todavía, pero tendrá que pasar. Aunque la palabra retirada... no es verdad, sería mentira. El que nace artista muere artista.
¿De la música no se jubila uno?
No. Pero, bien es verdad, que el día que yo encuentre que no estoy capacitado para hacer lo que tengo que hacer, ese día me iré de vacaciones larguísimas y ya está.
Y luego regresará.
O no. Por eso yo no puedo usar la palabra retiro.
¿Se sigue escandalizando de muchas cosas?
La vida es un escándalo (risas), sólo hay que coger el periódico y ya tienes motivos. Pero bueno, hay que ver el lado positivo y el vaso medio lleno y no medio vacío.
De la actualidad, ¿qué le preocupa?
La actualidad es tremenda. La hambruna es lo peor que hay, el cambio climático, las guerras... Pero yo soy muy optimista y quiero pensar que todo va a tener un cierto arreglo en una fecha muy próxima.
¿Está saturado de oír hablar de crisis?
La crisis existe y no se puede negar, porque sería ridículo. Lo que hay que hacer es poner remedios y colaborar en lo que podamos para que todos salgamos adelante.
En el repertorio
'Escándalo' es una de las canciones más celebradas en sus conciertos, ¿no se ha cansado de cantarla?
Yo no me canso de cantar las canciones que canto, porque cuando me canso de una (que ha pasado) la quito y a lo mejor aparece de nuevo a los dos años.
Y quizá 'Escándalo' no sea ni la favorita de su repertorio...
No es de mis canciones favoritas, mis gustos van por otro lado. Pero indudablemente es una canción muy pegadiza, para celebrar junto con el público, y que no quitaría nunca porque tiene su hueco hacia al final del concierto.
Es un artista camaleónico, capaz de interpretar tanto una canción de Bunbury como un villancico...
Sí, toco bastantes palos (risas).
Con el reggaeton o el rap, ¿se atrevería alguna vez?
Canto aquellas cosas con las que me encuentro bien y cómodo, por muy diferentes que sean los estilos. Acabo de grabar 'Peter Pan' con Dani Martín, de El Canto del Loco, y ha quedado sensacional.
Entonces, de reaggetton nada.
Sí lo haría, pero no se me ha ocurrido.
Quizá algún día dé la sorpresa.
Sí, en esta profesión no se puede decir de este agua no beberé, o que este reaggeton no cantaré (risas).
El disco 'Raphael. 50 años después' es un encuentro de amigos, ¿fue difícil seleccionar a los que iban a participar?
Ha sido difícil, pero la historia me ha ayudado mucho. Serrat tenía que estar, Ana Torroja, Sabina, Perales... Todos están ahí por algo.
¿Y habrá segunda parte?
No exactamente, no me gustan las segundas partes. Va a haber una reedición del disco con un libro fantástico, el DVD que se grabó en Las Ventas y cuatro duetos nuevos, con El Canto del Loco y Mónica Naranjo entre ellos.
¿Puede presumir de no tener enemigos en el mundo de la música?
¿Enemigos? No, que yo sepa no le he hecho daño a nadie.
Una gira hoy será muy diferente a cuando era un veinteañero.
Sí, pero aquellas eran muy interesantes porque todo estaba por hacer. No había ni micrófonos... Eran unas latas que sonaban... Ahí cogí la costumbre de cantar sin micrófono. Pero qué bueno que tuve la oportunidad de hacer aquellas giras porque se aprende muchísimo. Quizá esa ventaja no la tengan hoy en día, porque todo está hecho, tienen en el escenario todas las comodidades que quieran pagarse o alquilarse.
Las nuevas generaciones se han acomodado...
No sé, pero a mí me costó muchísimo trabajo, mucha carretera y mucho pueblo hasta levantar cabeza.
«Yo no tenía sitio»
Y también costó que le entendieran...
Sí, también que entendieran el concepto Raphael, porque yo no tenía sitio. A los cantantes de entonces se les llamaban 'crooner' y cantaban para que la gente bailara. Fíjate tú la diferencia a dar un concierto donde todo el mundo está sentado mirándote. Me acuerdo de un artista argentino que vino a España y que, cuando le dijeron que era la hora del show y que la gente se iba a sentar a escucharlo, le entró tal ataque de pánico que decía: «¿Pero se van a sentar a escucharme a mí?» (risas). Claro, era un trauma para el pobre chico.
¿Cómo lleva el paso de los años?
Ya me estás viendo.
Yo le veo estupendamente.
Pues tal cual estoy. Muy bien. De hace seis años y medio para acá -desde el trasplante de hígado- estoy que lo tiro.
En sus conciertos vuelve locas a las señoras, no paran de piropearle...
Siempre cosas decentes.
Y no tan decentes...
(Risas).
¿Se ha acostumbrado?
Siempre me he sentido muy querido por el público. He tenido la suerte de que ellos, no tanto los medios al principio, han sido mi gran apoyo.
¿Recuerda algún piropo?
A mí me marcó cuando la gente empezó a decir la palabra artista. Era la primera vez que se oían esas cosas y eso me ha llenado siempre de mucha emoción porque es una palabra hermosísima. Cuando me pusieron en el pasaporte de Estados Unidos 'singer' yo decía: «De eso nada». 'Singer' me recordaba a una máquina de coser que tenía mi madre (risas). Yo, artista.
Un contador de historias
Sus gestos han dado la vuelta al mundo. Algunos le califican de 'showman', ¿lo es?
¿Un hombre espectáculo? Sí. Yo creo que soy un buen contador de historias. Me gusta contar historias cantándolas, escenificarlas.
Tiene una parte muy teatral...
Sí, la parte buena de lo teatral. No soporto a las personas que se quedan ahí recitándonos el Padre Nuestro 'to' tiesos. No, a mí explíquemelo usted.
Que le imiten, ¿es una ofensa o un honor?
Es un halago porque nunca se imita aquello que no se admira mucho.
Hay parodias célebres...
Hay parodias célebres, unas por lo bien hechas que están y otras por lo mal hechas que están. Pero, como digo en mis conciertos, a mí nadie me ha dado derechos de autor todavía (risas).
A partir de ahora, ¿se abre una nueva etapa?
Se abre una etapa fantástica. Hay tantas cosas por hacer, que tengo para dar el callo bien durante varios años.
Por ejemplo, ¿un musical?
También,  , pero hasta entonces tengo cosas muy gordas en las que hay que poner mucho amor e ilusión. Sobre todo para que el público que ha creído desde el principio en mí, siga orgulloso. Y seguir adhiriendo a gente joven, que es lo que más me gusta. Ya, el 70% de la gente que viene a verme es joven y eso me llena de felicidad

No hay comentarios:

Publicar un comentario