Sus caprichos son manías, a veces, difíciles de satisfacer. En los hoteles, Jennifer López lleva sus propias sábanas y pide que las habitaciones sean decoradas con telas y ropa blanca. Además, quiere máquinas de deporte para mantenerse en forma. En el minibar nada de bollería ni alcohol y sí litro y litros de agua mineral. Como el matrimonio viaja con los gemelos, el hotel debe habilitar una habitación llena de juguetes para ellos. JLo no escatima en gastos y frota su voluptuosa anatomía con la crema La Mer, que vale 1.200 dólares el tarrito.
Los Beckham
Nadan en la abundancia también de las excentricidades. Son capaces de gastarse tranquilamente los 1.800 euros que les pidió un empleado para que les abriera los regalos de Navidad, ó 800.000 euros en un año, sólo en maquillaje.
Karl Lagerfeld
Es un reconocido adicto al lujo, por eso no se le ocurrió otra cosas que llenar su mansión de iPods, unos 70 aproximadamente, por si en algún momentos tenía deseos irrefrenables de escuchar música, no tener que desplazarse en absoluto. Pero para que todos y cada uno de los Ipods estuviera a punto, con la batería llena y lista para usar, no tuvo más remedio que contratar a una persona que se dedicara exclusivamente a cargar los aparatos con las últimas novedades del mercado.
Carlos de Inglaterra
La crisis económica no parece que afecte mucho al bolsillo del heredero que es capaz de gastarse hasta 4.000 libras, (algo más de 8.000 dólares) en peluqueros para su esposa Camilla, en una semana. A Carlos de Inglaterra le encanta agasajar a sus invitados, por eso no dudó en gastarse 956.000 euros en las fiestas que organizó , en calidad de príncipe de Gales. Además, dispone de 124 empleados a los que paga muy bien, según The Daily Telegraph. Algunos de ellos son ayudas de cámara y asistentes que tienen como tarea diaria prepararle la ropa, abrirle el grifo, hacerle la cama y servirle el desayuno.
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