lunes, 6 de agosto de 2012

MARILYN LA ETERNA

Porque, a diferencia de la imagen vendida (o mentida), no fue en absoluta una mujer inculta.


Porque tenía sueños imposibles.

Porque despertaba esa necesidad de querer salvarla. No vayas a saltar, te lo suplico.



Porque cuando parecía más débil y quebradiza, aún era más sexy.



Porque tenía más registros en su mirada que la mayoría de los actores y actrices juntos.






Porque si te miraba debías sentirte la persona más afortunada del mundo.



Porque no necesitaba joyas para transmitir la idea del lujo.


Porque también tenía esa belleza serena.


Porque a veces también era ñoña.


Porque supo presumir de todo aquello que la definía como mujer. Desde todos los puntos de vista. Y nunca sintió vergüenza ni pidió perdón por ello.


Por mi parte, estoy enamorada de ella desde siempre. Desde el día en que la vi, por primera vez, como la Sugar Kane de Some Like It Hot. Creo que ella también tiene un poco de culpa en que mi #fuckintesis verse sobre la construcción del personaje del músico de jazz en la cinematografía norteamericana.

¿No son suficientes razones? Venga, una más. Si no te enamoras con esta, es que no tienes sangre en las venas.


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